SOY
PROPIETARIO CONSCIENTE DE MI SER
Mi
cuerpo es una fortaleza con cinco balcones,
por
donde penetra la sensualidad de la vida.
Cuando
me abandono en brazos de Eros,
su
excitación invade mi cuerpo de energía sexual.
Brotan
en mi interior sentimientos,
preñados de cariño, ternura y amor.
Las
emociones compartidas erizan mi vello,
y
cada poro de mi piel se convierte en un volcán.
El
misticismo y la espiritualidad no son etéreos.
Se
fusionan en un humanismo consciente.
Sensual,
desnudo e impúdico.
Lo
esotérico no habita en el cielo, sino en el alma.
Habita
en lo más hondo de mi SER.
PRIMERA PAUSA EN ESTE ASCENSO
Esta etapa ha sido lo suficientemente
significativa, sensual y salvaje, como para hacer un alto en el camino, y
revisar conceptos que han sido diametralmente cambiados de valoración, en mi
ascenso al Monte Tántrico. Esta evolución ha hecho reducir el área que estaba
acotada por el pudor. Más aún, la consciencia de nuestra mutua presencia, la
relajación y el abandono en el “aquí y ahora”, me han hecho vivir, sentir y
vibrar, en los rincones más insospechados de mi cuerpo. Cuando menos recatado
me sentía y más abandonaba mi pudor, más gozo sentía y mayor era la onda expansiva.
Me has hecho vivir sensaciones y emociones a
través de los cinco sentidos. No he descartado introducirme paulatinamente en
el universo esotérico, y por supuesto en esta sesión, la sexualidad ha estado
presente como valor energético, positivo, ausente de prejuicios y complejos.
Aceptando y asumiendo con placer y alegría, tu seducción erótica. Me satisface el haber reaccionado con
expresiones claramente orgásmicas, compartiendo las excitaciones contigo.
He mantenido una reflexión sobre mi pasado, que me
ha permitido liberar mi realización sensual y sexual, de la basura que la
educación religiosa me marcó. Castración y frustración. Y últimamente, tú lo
conoces muy bien, me has ayudado a superar la insensibilidad que la extirpación
radical prostática me había provocado. La disfunción eréctil y la
rehabilitación de muchas partes sensibles de mi cuerpo, están progresando adecuadamente. En términos de realización sexual.
La impureza como ausencia de castidad, referido a
la sexualidad, me llena de gozo consciente. La sexualidad no supone para mí,
desahogo y relax, sino realización humana y varonil compartida. La
concupiscencia definida en negativo, como apetito desordenado de placeres
deshonestos, podría ser la crónica de nuestra entrega sobre el tatami. El deseo
excesivo del placer sexual, los cánones morales lo definen como lujuria.
Celebro y no sabes cómo, que hayamos compartido dosis bastante elevadas de
lujuria, sobre ese maravilloso lecho. Cierra el círculo de mi reflexión, las
acciones perversas, los pecados deshonestos y las osadas pero acertadas
insinuaciones eróticas, que tú muy generosamente has compartido conmigo.
Soy feliz al poderte comunicar que el paradigma
que me atenazaba en el subconsciente, está en curso de desaparecer. Los
conceptos han sido reemplazados por realidades tangibles y llamadas por su
nombre.
SEGUNDA PARTE Y BROCHE DE ORO
SEGUNDA PARTE Y BROCHE DE ORO
Es mi deseo abordar este parte después de tomarme
algún tiempo, porque quiero observarla con suma atención…
El nuevo fular con el cual me cubría de color
naranja, me aportaba sosiego y alegría. Observé que mis genitales se
transparentaban y ese detalle aportaba un toque de erotismo. Sentí gozo y
sosiego en el aquí y ahora de tu
presencia consciente. Percibía cómo se me erizaba el vello y tu casi imperceptible
abrazo, se convertía en puro erotismo. El placer se hacía sentir con tu
proximidad jadeante.
Tumbado en el tatami, me sorprendió el placer que
sentía albergando tus genitales entre los puentes de ambos pies. Procuraste que
las plantas de mis pies se hundieran en tu bajo vientre. Ya te avancé que la
presión que ejercías, así como tu temperatura y suavidad, me aportaron
excitación en aquel momento. Me hubiera gustado el haber jugado un poco más con
mis pies sobre tus genitales…
Otro momento de placer tuvo lugar cuando
presionabas levemente mi cabeza entre tus piernas; rozando mis orejas con tus
ingles, y tus genitales con mi pelo. Al mismo tiempo estimulaste los lóbulos de
mis orejas y las partes laterales del cuello. Me obsequiaste con diferentes
maneras de masajear los pezones, con aceite manteniendo una temperatura
superior a la del cuerpo. Esta zona ha sido donde más avances he obtenido…
Tus masajes cubrieron la totalidad del cuerpo.
Desde los dedos de los pies pasando por piernas, cuerpo, brazos, manos y dedos.
Percibiendo mi físico muy receptivo y por supuesto con el deseo despierto…
He de confesarte que no es necesario que insistas
mucho, para conseguir ponerme caliente o cachondo, como te suene mejor. Llegado
el momento, que tú sabes sintonizar perfectamente, comienzas una especie de acrobacia erótica; poniendo a mi
disposición tus atributos genitales. Sin pudor te digo que me entusiasma
sentir, acariciar y manosear tu pene y tu glande. Ufff... Me satisfaces con el
masaje que me guías para que yo te siga, por brazos axilas y manos. Percibir
cómo tu miembro viril recobra su erección más placentera, supone un auténtico
acto de adoración de sexualidad mística, hacia ti. No renuncio a utilizar estos
términos…
Agradezco la insistente manera que tienes para estimular los anillos interiores del ano. Quizás un tanto adormecido o inhabilitado. Pero no siento dolor ni molestia. Y distingo muy bien cuando utilizas tus dedos, o bien tu capullo acaricia la entrada de mi culo. Electrizas mi piel cuando te deslizas sobre mi cuerpo, por el torso o la espalda con tu polla tiesa y bien aceitada…
Agradezco la insistente manera que tienes para estimular los anillos interiores del ano. Quizás un tanto adormecido o inhabilitado. Pero no siento dolor ni molestia. Y distingo muy bien cuando utilizas tus dedos, o bien tu capullo acaricia la entrada de mi culo. Electrizas mi piel cuando te deslizas sobre mi cuerpo, por el torso o la espalda con tu polla tiesa y bien aceitada…
Sin duda, uno de los momentos más eróticos fue
cuando me inmovilizaste totalmente. No sabía cómo hacerte entender que me
habías seducido por encima de cualquier expectativa mía. Bestial y muy bello.
Me gustaba ser prisionero de tu seducción. Fui consciente de que deseaba
lamerte, chuparte, comerte, morderte, hacerte daño, eróticamente hablando… Sí,
Si, Si, ¡Bestia! Exclamaba…
Te pusiste verraco,
palabra que en idioma coloquial se utiliza para hablar de un hombre que está cachondo, salido, como un animal semental. No creo que te defraudara mi
respuesta. Con tu respiración jadeante me penetraste hasta lo más hondo.
Surcaste mi cara con los pinchos de
la barba y mi excitación y calentamiento llegó a lo más íntimo de mi ser. Me
retorcía de placer…
Además de los placeres sensuales (cinco sentidos) y los sexuales, es decir después del deseo más erótico, me quedaba por compartir contigo el deleite de la degustación de tus genitales. Volviste a cobijar mi cabeza entre tus piernas, estando sentado sobre tus talones. Posicionaste mis manos para que alcanzaran tu espalda. En esta posición podía acariciar tu espalda y tus glúteos. En la medida que tú te inclinabas hacia adelante, a mí me permitías chupar tu barriga y lamer tu ombligo. Instantes después tú me masajeabas el bajo vientre, espacio y tiempo que me permitía acariciar tu pene y glande con mi lengua. Mi posición invertida y el tamaño erótico de tu polla, no me permitía hacerte la mamada que el momento requería. No obstante, me permitiste que torciera un poco el cuello para posibilitarlo. Siempre te agradeceré tu vocación condescendiente con mis deseos no explícitos…
Además de los placeres sensuales (cinco sentidos) y los sexuales, es decir después del deseo más erótico, me quedaba por compartir contigo el deleite de la degustación de tus genitales. Volviste a cobijar mi cabeza entre tus piernas, estando sentado sobre tus talones. Posicionaste mis manos para que alcanzaran tu espalda. En esta posición podía acariciar tu espalda y tus glúteos. En la medida que tú te inclinabas hacia adelante, a mí me permitías chupar tu barriga y lamer tu ombligo. Instantes después tú me masajeabas el bajo vientre, espacio y tiempo que me permitía acariciar tu pene y glande con mi lengua. Mi posición invertida y el tamaño erótico de tu polla, no me permitía hacerte la mamada que el momento requería. No obstante, me permitiste que torciera un poco el cuello para posibilitarlo. Siempre te agradeceré tu vocación condescendiente con mis deseos no explícitos…
Nuestro abrazo tántrico fue el broche de oro de
nuestra sesión. Entrelazamos nuestros cuerpos, piel con piel. Conectando
nuestros cuerpos, fusionando nuestra temperatura y sintiendo nuestro respirar,
corazón con corazón. Percibiendo el aliento, el uno en el otro… Natural,
primitivo, salvaje… No pudo olvidar una observación que me hiciste para que no
ocultara o reprimiera mis gestos de gozo, molestia o dolor; indicándome con tu
delicadez que tú reaccionarías sin disimulo ante los estímulos que yo te
propiciara.
A la hora de concluir esta etapa, acuden a mi
mente, las conclusiones que me permiten constatar mi ascenso. Sobre todo, con
tu seducción y acoso sexual en
positivo, has conseguido diluir mi pudor. Provocar mi deseo. Satisfacer mi
ansiedad. Saciar mi hambre erótica. Cultivar mis emociones conscientes. Y sobre
todo que sienta en mis venas cómo arde la energía sexual, motor de mi vida…
Comentario al primero de los
capítulos de MI SUBIDA AL MONTE TÁNTRICO
Juan 18 de junio de 2017, 13:28
Me encanta... El sexo domesticado
y sometido sólo a la utilidad de procrear, priva al ser humano de algo que
ningún otro ser vivo posee. Ningún animal disfruta del sexo, ellos sólo
obedecen la orden natural de procrear. Y si el hombre es sometido a reprimirse
y no disfrutar de su sexualidad, en realidad se condena a ser semejante a las bestias,
que es todo lo contrario a como dicen los reprimidos puritanos.
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