Una historia de amor anónima
Mural
de Carlos Santiesteban
Martes 6 de marzo de 2018
Con posterioridad recibí tu
mensaje que me sirve de entrada, para narrar las vivencias de nuestra sesión.
Me pregustabas si respiraba serenidad. Qué sensaciones, emociones e impresiones
perduraban en mi memoria. Sin duda, traté aunque no siempre lo conseguía el
compartir contigo, todo aquel torrente de sensaciones sensuales y sexuales que
me brindabas, a través de la respiración con la intención de que penetraran en lo
más hondo de mi Ser. En mi Yo. Y ¡ya lo creo que lo conseguiste…!
Pero como te avancé en nuestra
entrevista previa, mi estado de ánimo me decía que era la hora de hacer un
balance de mis vivencias en este camino emprendido hace tres años. En todas las
sesiones procuraste traer a mi consciencia, todo un mundo de emociones. La
sexualidad ha dejado de estar postergada para mí. La capacidad del ser humano
de reconocer la realidad que le rodea y de relacionarse con ella, es muy fácil
en el plano conceptual, pero asumirlo de una forma práctica y tangible, es un
poco más complicado.
La realización sexual es el espacio
donde convergen todas las sensaciones y emociones. También la expresión sexual
es la garantía de una buena salud física y espiritual (psicológica). La salud
en todas sus manifestaciones emocionales en positivo, es irrenunciable para ser
feliz y hacer feliz a los que te rodean. Pudiendo así ayudarles y evitando al
máximo la dependencia.
Nuestra última sesión ha sido
una especie de Master Class. Sin duda has compartido conmigo una Lección
Magistral. Donde has conseguido que sin abandonar tu rol de docente
terapéutico, tu saber aproximarte a mí, has logrado que nos hayamos fusionado
como dos hombres, sin prejuicios ni pudores. Ni más ni menos. Tal cual somos. Manifestando
el deseo, el respeto y la entrega. Gracias.
¿Por qué? Pues porque tú has
utilizado todas las herramientas a tu alcance y tu saber hacer, para provocar y hacer que compartamos juntos:
sensaciones y emociones, placer en suma, entrando en plena erupción todos los
poros de mi cuerpo. Procurando gozar conscientemente y con total pérdida de
pudor.
Nos dimos permiso para avanzar
y ahondar en el juego erótico. El papel de pasivo que esta sesión me otorga, se
vio reconducido hacia una dinámica de estímulo-respuesta plena de
satisfacciones para mi propio cuerpo. Cuando tú me permites reaccionar y
corresponder a tus masajes, contactos y caricias, inducido y seducido por tu
jadeante respiración, mi placer obtiene doble satisfacción. Por un lado, recibir los toques pluma, tus
suaves caricias y tus intencionados masajes y por el otro lado, la satisfacción
de que mis contactos y caricias hacia ti, también, obtienen tu respuesta.
Según voy adentrándome en
nuestras emociones personales, se amplía el campo donde tienen lugar las
sensaciones sensuales y eróticas. Mi cuerpo y el tuyo siguen siendo los mismos
de nuestra primera vez, pero yo disfruto con muchas más partes y rincones,
tanto de tu cuerpo como del mío. En nuestra última sesión el salto ha sido
cualitativo y cuantitativo. Muy excitante para mí ha sido poderte acariciar la
espalda, tus nalgas, tus inglés, tus caderas, tu bajo vientre, tu nuca, cuello
y cabeza. Y tú me has vuelto loco con tus masajes anales, y tus abrazos abriendo
mis piernas con tus pies. Tu cuerpo sobre el mío, piel con piel, es de mucho
gozo y placer. De frente como de espalda, es una gozada recibirte sobre mi
cuerpo deslizándote suavemente, sintiendo tu piel y tu pene excitado y
endurecido. Ya te dije que había encontrado una sensación muy agradable,
también, acariciándote la dureza de tus piernas. Piel ruda y varonil. Tu pecho es muy
apetecible y tiene una textura muy excitante. En esta sesión, como en otras, no
te quedó ninguna parte sensible por tocar, acariciar y masajear, pero en esta
ocasión todos los detalles los he gozado de forma más presente, más consciente.
No me puedo olvidar de tus toques en el cuello, oídos y sobre todo en los pezones. Ah, y sin olvidarme de que has
sincronizado a la perfección mi deseo
con tu intención.
Al final nuestro abrazo
tántrico impúdico y placentero, expresaba la percepción de la desnudez de
nuestros cuerpos: suavidad, temperatura, tacto sintiendo la presencia de
nuestra piel. Sin duda, nuestros cuerpos brillaban con luz propia.
¡Namasté!
Posdata
Unos días antes de enviarte
esta secuencia de mi diario, me enviaste un anuncio de perfume: Cuando el bigote vuelve a ser tendencia y
adopta unas medidas cómodas… Nuevos referentes en nuestra sociedad... Un
pensamiento me atravesó al verlo y pensé en ti y decidí compartirlo. Tu
mensaje penetró con toda tu intención y deseo dentro de mi Ser. La foto refleja
tu deseo tantas veces repetido, de que no debía de renunciar a que los demás
vieran y percibieran mis labios, mi boca, invadidos por mi bigote… Gracias.
El mensaje continuaba diciendo:
Buenos días amigo.
¿Cómo
te encuentras? ¿Cómo evolucionan tus sensaciones conscientes? ¿Tus
respiraciones? ¿Conectas con tu Ser lleno de seguridad y confianza en tus
recursos y aportaciones sin competiciones? Muchas gracias por
refrescarme la consciencia a mitad de camino de nuestra próxima sesión.
Pero tu mensaje continuaba
diciendo: Feliz martes consciente. Un
abrazo tántrico pleno. Rozando tu piel, sintiendo tu soplo en mi cuello, tu
corazón en mi pecho y tu pierna en mi sexo, Namasté
Una vez más mi entrañable amigo,
tu intención ha conectado con mi deseo y mi seseo lo has hecho tuyo. Sí, ansío
rozar mi cuerpo con el tuyo y que mi corazón lata junta al tuyo, al mismo
tiempo que mi aliento se proyecte sobre tu cuello, tu boca y tus orejas.
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