REFLEXIONES
Impudicia: Falta de recato y pudor
Cuando inicié mi subida al Monte Tántrico, mi mochila estaba cargada de abundante literatura: palabras, conceptos, consignas, prejuicios, creencias, temores, deseos y no poca desorientación. Meditando sobre mi evolución observo y constato que, aquellas palabras ahora han abandonado los conceptos y se han convertido en emociones, sensaciones y sentimientos. Rompiendo poco a poco mi pasividad.
Sin duda la
piedra angular de esta arquitectura sensorial ha sido, la impudicia. Es
decir, la falta de recato y pudor. La concupiscencia, la impureza, la
deshonestidad, la lujuria, la sexualidad, en suma, son conductas que
practicadas entre iguales y con respeto y libertad, no son inmorales y mucho
menos punibles. Son positivas y creativas.
Las secuencias
vividas en cada sesión han sido cada vez más impúdicas. Tratando de llevar la
respiración acompasada preparatoria de la respiración animal, preludio
del jadeo como expresión de la excitación. Cercanía, confianza, disfrute,
alegría y libertad.
La proximidad y
contacto, son formas de sentir la presencia, donde la seducción te
invita a darte permiso para vivir el aquí y ahora y disfrutar. Es un
placer percibir la cercanía sin apenas tocarla, sintiendo cómo se abren los
poros y se eriza el vello, percibiendo el aliento, la suavidad y la
temperatura.
El deseo
se hace presente cuando los cuerpos abrazados sienten piel con piel, latiendo
juntos, entrando en conexión, compartiendo las sensaciones. En estos momentos
la provocación aleja más si cabe al pudor, y como a toda acción corresponde una
reacción, yo me he dado permiso para compartir la excitación.
Es un logro
descubrir la energía que fluye en una sesión de Tantra, cambiando el
desahogo erótico por la realización sexual. No es solamente un cambio semántico
es un cambio vital. Experimentado en todas y cada una de las partes, en las
cuales troceas mi cuerpo de forma simétrica, gozando en ambos lados del mismo
placer.
A veces el cuerpo
es una caja de sorpresas. El gozo y el placer estaban ahí, pero no se habían
activado. Cuando entre las plantas de los pies se alojan los genitales,
percibiendo conscientemente suavidad y calor. Para mí supone un placer nuevo. Y
consiguiendo posturas verdaderamente acrobáticas, para que de esta forma se
puedan acariciar el pene y los testículos, desde ángulos completamente nuevos,
provocando nuevas sensaciones.
En cada una de
las secuencias trato de detener el tiempo y el espacio:
La entrevista psicológica
donde hacemos un balance del periodo anterior, preguntas y aclaraciones.
En otro espacio
de aproximación en un momento oportuno caen los fulares y sentimos nuestra
desnudez. Este tiempo tiene pinceladas de percepción, intuición y toques
muy sensibles.
Ya en el tatami
desarrollas una intensa sesión de masaje, proporcionando bienestar,
placer y mucho sosiego.
Me gusta tu olor
natural varonil. Cuando toco tu cuerpo con mi boca. Cuando percibo tu respiración
jadeante en mis oídos. También cuando te rozo o acaricio con mis manos.
Y por último tu
provocación somete a mi cuerpo a un delirio continuado, que yo interpreto como
un reconocimiento mutuo. En esa locura me haces descubrir la proximidad que
existe entre el erotismo y el misticismo.
La erótica
mística de la concupiscencia más impúdica. Frase que erotiza la
sacralización de la mística. Es un éxtasis que produce un orgasmo, pero sin
pérdida de energía. Yo seguiría abrazando tu cuerpo y rindiendo culto erótico a
tu falo…
A cerca del feeling.
Las acepciones de este anglicismo son muy ricas en matices, y me van a servir
para abordar el tema sobre las mil y una formas de amar, querer, desear y
hasta de tratar y saludar. Entre mujeres, entre hombres o entre mujeres y
hombres. En realidad, es una conjugación de identidades, emociones, tactos,
sensaciones, sentimientos, impresiones y sensibilidades.
Todas estas magnitudes pueden tener diferentes intensidades, en diferentes tiempos y espacios. Personalmente con este esquema he dibujado la diversidad del mapa de mis amores.
Deseo, sensualidad, sexualidad, ausencia de pudor, consciencia, presencia, permiso para gozar y compartir el placer, la alegría y la felicidad...
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