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MI SUBIDA AL MONTE TÁNTRICO
Diario de una historia de amor (Anónimo)
¿Qué es el Tantra?
El Tantra o tantrismo es cualquiera de las variadas tradiciones esotéricas, en vez de enseñar que a fin de alcanzar la realización espiritual es necesario apartarse de los estímulos que activa el deseo, enseñan a utilizar el deseo —transformándolo— como sendero hacia la realización.
TOMAMOS PARTE DE LA ENERGÍA UNIVERSAL
TANTRA
El Tantra o tantrismo es cualquiera de las variadas tradiciones esotéricas, en vez de enseñar que a fin de alcanzar la realización espiritual es necesario apartarse de los estímulos que activa el deseo, enseñan a utilizar el deseo —transformándolo— como sendero hacia la realización.
¿Para qué buscar fuera lo que llevas dentro?
¡Ilumínate con el TANTRA!
Dispones de toda la LUZ que necesitas para vibrar, para gozar, para brillar... En cada roce de tu piel se puede despertar tu propia ENERGÍA, deja que el placer aflore en tu piel, y date permiso para sentir cómo sube tu energía sexual como recurso propio, fuente de Re-conexión, un éxtasis de bienestar... Sólo date permiso para explorar nuevos horizontes de luz envolvente, vibrante, placentera… Acércate a vibrar con el TANTRA masculino.
Para activar toda tu energía sexual es preciso estimular todas las zonas erógenas de tu cuerpo, dejarte llevar y disfrutar de cada caricia... Entonces conectas con tu verdadero SER y así se produce la sensación de LIBERTAD, de CONFIANZA, y así se generan los recursos que te aportan VALENTÍA y SERENIDAD, reciclando tu potencia sexual.
¿TE ATREVES A PROBARLO?
Respuesta
a interrogantes de personas que no conocen nada de TANTRA
¿Qué es TANTRA?
TANTRA es la doctrina de nos
hacer descubrir que el ser humano es el centro del universo. El Ser por
antonomasia. Si acudimos a la ciencia será fácil demostrarnos que la materia de
la cual estamos formados, así como la energía que habita en nosotros y que
indudablemente nos rodea, ni se crea ni se destruye, solo se transforma. La
materia es inerte pero la energía vivifica los cuerpos. En el caso del Ser que
ahora nos ocupa, dispone de energía potencial que fluye como parte del
universo. Esta energía habita en nosotros en la mayoría de los casos de forma
potencial. El Ser no ha tomado consciencia de que es portador de valores que le
hacen partícipe de ese cosmos energético universal. Los cinco sentidos nos
hacen conectar y vivir con nuestra sensualidad. Esta energía potencial se
convierte en energía cinética, es decir, en movimiento vivencial. El cultivo de
nuestra sensualidad nos conduce a descubrir la sexualidad, gozo añadido que nos
refuerza la idea de que nuestros órganos genitales, no tienen la exclusividad
de la procreación. Extendiendo la excitación
a otras zonas erógenas. Estimulando adecuadamente esta energía, nuestro
cuerpo reacciona consigo mismo y con el otro, logrando el equilibrio y la
felicidad universales. Los estímulos provocados por las caricias, los masajes,
los besos y los abrazos, nos hacen reaccionar sintiendo emociones, sensaciones,
excitaciones, placer, gozo; transportándonos
al clímax de un orgasmo sostenido, donde la energía se ha transformado
pero no se han esfumado.
¿Cómo es un masaje TANTRA?
El masaje TANTRA transciende el
concepto de un masaje relajante, erótico, fisiológico o terapéutico. La
sensualidad y la sexualidad alcanzan la máxima plenitud donde participan de la energía universal.
Quien te acompaña en una sesión no es un médico, un fisioterapeuta o un
entrenador deportivo. Es un docto en la doctrina TRANTRA, con habilidades
aprendidas de la tradición oriental. Después de una breve introducción, la
persona que acude al tantrismo se despoja de todas sus vestiduras y ataduras
que opriman o repriman la libre realización sexual del individuo. Ataduras
ajenas a complejos personales y prejuicios culturales, religiosos y sociales
ancestrales. Un masaje tántrico es ante todo integral, donde cada parcela
corporal es cultivada por el maestro; comulgando ambos sobre todo con la
respiración, la desnudez, el relajamiento y la complicidad. Abandonándose en el
relax para que la energía fluya por nuestro cuerpo.
¿Quién te acompaña en una
sesión de TANTRA?
En principio esa persona que
amablemente te ha hecho la presentación del contenido de la sesión y te acoge
con un abrazo en la entrada del estudio, es un extraño. Pero el proceso seguido
por los ejercicios previstos por la propia dinámica tántrica, propiciará un
acercamiento de cuerpos, provocando sensaciones y emociones que aquella persona
ajena en un principio, se hace presente en la sexualidad de ambos. Sin duda se
convierte en un acto de generosidad y complicidad: Sexualidad, erotismo,
placer, sosiego integral, donde los genitales cumplen una función como medio y
no con el fin del orgasmo. Siempre integrados como una expresión completa de
amor. Una sesión de TANTRA, es un encuentro de amor donde el maestro y el
discípulo se convierten en amantes en el momento tántrico.
¿Dónde se desarrolla las
sesiones?
El lugar donde se practica una
sesión de TANTRA, es una estancia altamente acogedora. Colores muy cálidos y un
lecho formado por un tatami extendido sobre el propio suelo en el centro del
estudio. Toallas blancas a modo de sábanas formando un punto donde irradia
luminosidad. Toda la estancia se encuentra festonada de velas encendidos
encofradas en vasijas de cristal. La iluminación no puede ser más relajante y
sensual. Algunas plantas con flores exóticas dan un toque de sensibilidad oriental.
En este ambiente no podía faltar la música, expresión de la naturaleza y el
misticismo que, cual salmodia, acompaña el rito del masaje tántrico.
¿Cómo iniciar un proceso de
TANTRA?
Debemos de partir de la base
que en occidente la sexualidad ha sido dominada, sobre todo, por la tradición judeocristiana. Un hombre
que aspire a consumar su deseo de acceder a la cultura TANTRA, es preciso que
reciba una información sobre todo de aquello que TANTRA no es. Una vez que una
persona accede al universo de la energía, supone un camino en positivo de no
retorno. El primer encuentro tátrico es el detonante que activa la energía
potencial adormecida de nuestra sexualidad.
¿Cómo contactar?
Si estás interesado en una
primera sesión TANTRA, es preciso contactar mediante una conversación privada.
Con el fin de conocer todos y cada uno de los pormenores de la misma. Sobre
todo despejar con sinceridad todas las expectativas que tengas ante esta
primera experiencia. Prejuicios, pudores y complejos.
MI PRIMER ENCUENTRO TANTRA
Caminante, son
tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Antonio Machado
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Antonio Machado
No
hace mucho tiempo que en uno de los caminos que la vida nos depara, tropecé con
un maestro de TANTRA. Yo había oído hablar de esta materia pero era difícil
para una mente latina, hacerse la idea de que los conceptos como adoración,
energía y sexualidad se pudieran armonizar en un mismo concierto. La materia se
me presentaba lo suficientemente atractiva como para hacer mío el verso de
Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Efectivamente
tenía ante mí una meta que no disponía ni de ruta. Solamente el ansia y quizás
la pasión por conocer ciertos vericuetos hasta ahora insondables, fueron los
motivos que me impulsaron a dar un sí rotundo al maestro de Tantra. Nombre que
yo le otorgué llevado de mi ignorancia en
esta materia, que por no conocerla, no conozco ni su jerga más
elemental. Para mí era un maestro por su generosidad en atenderme, su ahínco en
que yo me integrara en esta experiencia y la delicada pedagogía que aplicó en
todas las etapas.
Yo
percibí la sesión como un gran ritual donde se rendía auténtica veneración
al cuerpo del ser humano y un culto abierto a sus cinco sentidos.
Terapia de rehabilitación de la
capacidad de sentir, de comunicarse los cuerpos, de entrega, de amar en suma.
Sin olvidad las sensaciones conscientes provocadas por la inhalación del
ambiente tántrico al unísono por los dos integrantes de la experiencia. El
inspirar por la nariz y expulsar por la boca incrementaba la complicidad en
sentir y consentir una nueva catarata de sensaciones. Celebro no conocer nada
de la táctica empleada, pero esta ignorancia me obliga a utilizar las palabras que me salen del corazón
contando las sensaciones y emociones vividas. En el atrio de aquel Sancta
Sanctorum me acogió con exquisita delicadeza el maestro de ceremonias, que me
acompañó en aquel universo tántrico que perseguía la esencia plena del poder inherente a mi
persona.
Desde
los primeros instantes fui un dócil y obediente discípulo, aunque no pasivo. A todo
estímulo mi respuesta no se hacía esperar. En todo momento tomé conciencia de
que yo era la piedra angular de aquel edificio que nos proponíamos construir
preñado de sensualidad y sexualidad. Las magistrales pautas plenas de
sensibilidad me sumieron en un desvanecimiento que me hicieron perder la noción
del tiempo y del espacio.
Fui
situado en una especie de pódium virtual, verdadera Torre del Homenaje de mi
seguridad interior. Despojado mi cuerpo de todo aquello que le era ajeno,
desnudo y revestido de un fular de tonos grises muy suaves, que ante mi
torpeza, mi compañero de viaje me anudó a la cintura. En estos momentos
comenzamos un periplo sobre todo nuevo para mí. Hubieron de pasar varios días
hasta rumiar como los rumiantes la mayor parte de las fuertes y prolongadas
sensaciones y emociones. He acudido al símil animal porque, una vez caídos los
fulares que cubrían nuestras partes más pudorosas, el ritmo natural de la
respiración ajustada y cada vez más sincronizada era una respiración animal.
Donde se inspiraba y expelía únicamente por la boca, escuchando continuamente
un jadeo altamente sensual del maestro de ceremonia, que reflejaba el trabajo
que estaba realizando sobre mi cuerpo.
Antes
de continuar es preciso describir el lugar donde tuvo lugar la puesta en escena
de mis primeros abrazos tántricos: Un estudio con dos estancias marcando los tempos de la sesión. Una iluminación del
exterior tamizada por un estor que cumplía las funciones de difusor. El
perímetro del gabinete se encontraba salpicado de velas encofradas en vasijas
de cristal. Como testigo del ambiente creado por la decoración se podía
escuchar una melodía que mi ignorancia solamente me hizo recordar la salmodia
gregoriana. En el centro del recinto sobre el propio suelo una colchoneta o
tatami forrado de una especie de felpa blanca que servía de lecho para las
vivencias derivadas del Tantra. A este
espacio de silencio, sosiego y paz acudí con mi bagaje personal. Mi trayectoria vital procedía de un universo
creado por Dios y asumido por el hombre mediante la fe. Donde la casta
sacerdotal se arrogaba la infalibilidad
de la verdad revelada. Este túnel en el tiempo como si de un negro
Medievo se tratara, dio paso a mi propio Renacimiento. Dios había usurpado a la
humanidad el lugar que el hombre debía de haber ocupado desde nuestros
ancestros, no obstante, el uso de la razón situó al Hombre como centro del universo. Este conocimiento
me hacía acreedor del imperio de los sentidos atribuidos a mi cuerpo
En
aquel lecho blanco teñido con los colores pálidos de mi piel, mi compañero y
guía, troceó materialmente mi cuerpo en parcelas de sensualidad; trayendo a
flor de piel los bloqueos, las sensibilidades y los placeres que dormían el
letargo de los complejos y los prejuicios. Desde el pelo de la cabeza hasta las
uñas de los pies pasando por el vello del pubis, mi cuerpo se erizó al paso de
sus manos preñadas de energía.
El
lazarillo de mi ceguera sensual fue recorriendo todos y cada uno de los
rincones de mi cuerpo hasta entonces cubiertos de oscuros y opacos velos. Muchos de ellos cayeron hechos trizas
y otros con rasgones por donde la luz penetraba, quizás, por primera vez. Me
hizo sentir que la totalidad de mi cuerpo completo se acercaba hacia un clímax
más integral. Allí donde antes el resto de las partes no participaban, percibí
que el sistema, cuerpo, mente y energía se comportaba de un modo distinto, que
cuando la suma del resto de las partes simplemente no se incluían en el juego
amoroso. Mi descubrimiento tántrico me ha hecho cambiar la semántica de las
palabras. Para mí lo espiritual se
encuentra en lo más profundo de lo corporal. Puedo hablar de la mística de la
sexualidad y del misticismo de los sentidos. Del hombre y su energía que
propicia el éxtasis. Lo divino y lo humano se confunde, el orgasmo, el clímax y
el éxtasis… Exaltación de la vitalidad de todos y cada uno de los órganos de mi
cuerpo.
ESCUCHANDO A MI CUERPO
HABLANDO CON MI MAESTRO
Durante
nuestro encuentro tántrico se encadenaron sensaciones, emociones y sensibilidades
que fui interiorizando paso a paso. A todo estímulo recibido yo reaccionaba con
una respuesta. La primera aproximación, uno frente al otro, cubiertos por un pareo ceñido a la cintura,
nos tocamos el corazón y mi dedo pulgar acarició tu pezón, y con la mano
izquierda la espalda. El roce del fular con mis piernas y genitales, erizaron
la mitad de mi cuerpo. Mantuvimos la mirada acompasando la respiración. Cuando yo presioné suavemente
entre mis piernas tus genitales y tú hiciste lo propio, el deseo de aproximación
fue creciendo hasta que nos fundimos en una primera caricia de cabezas y
hombros. En todo momento sentía más y deseaba más.
Me
fuiste despojando suavemente del paño que me había cubierto y me acariciaste
paseando el lienzo por todo el cuerpo, llevándote el escaso pudor que me
quedaba. Desnudos los dos me encontraba mejor y más cercano, ansioso de
continuar en el acercamiento.
Los
abrazos, las caricias y los masajes, erotizaron todo mi cuerpo desde la cabeza
hasta los dedos de los pies. Siempre que las posturas me lo permitían,
aprovechaba para acariciarte yo también a ti. Descubrí una nueva zona erótica
cuando posicionando mi cabeza entre tus piernas, traté de juntar mi cara con la
parte interior de tu pierna y acariciar tus genitales con el pelo de mi cabeza.
Fue un momento erótico muy suave que repetí en ambas piernas. Seducido por la
ocasión tuve el deseo que meterme en la boca tu miembro… Fue muy placentero
como respuesta a tus masajes. Me hubiera gustado conseguir que tu erección
hubiera sido mayor. Que con mi lengua te la hubiera puesto más dura. No
obstante, ese momento cobijado entre tus genitales fue muy excitante. Todo esto
que te cuento tomaba parte de los diálogos internos conmigo mismo.
La
respiración jadeante hacía reaccionar con mayor naturaleza al animal que
llevamos dentro. El óleo con temperatura superior a la del cuerpo, hacían más
estimulantes tus masajes y caricias, con manos, codos y brazos. Sobre todo
cuando tu cuerpo se desliza sobre el mío notando tu pene surcando mi barriga tendido sobre mi espalda, dese el pubis hasta
los hombros. Nuestras manos entrelazaron sus dedos apretados con pasión y deseo
erótico. Los dedos de los pies también jugaron el mismo rol que los dedos de
las manos, quizás, porque el hombre esté cercano al primate…
¿Por
qué lo hice siempre que tuve la oportunidad de cogerte la polla? La respuesta
está en la necesidad que tenía de obtener placer, al mismo tiempo que deseaba
complacerte. Esta complicidad me acercaba a ti y me hacía sentirme más
realizado, más satisfecho. Percibía en mi mano tu pene creciente y
acariciar envuelto en aceite el prepucio
y el glande, me ponía muy excitado. Abordado desde una postura nada habitual
agregaba morbo a la secuencia. Mi cuerpo lo troceaste en parcelas y tocaste
sobre mí un concierto sensual armónico, donde se sucedieron los impúdicos
movimientos del placer y el gozo del imperio de los sentidos: sensual, sexual,
genital y erótico.
Acariciaste
mis zonas erógenas próximas a mis genitales y excitaste mi anillo anal; estimulando
mi polla me vi obligado a decirte que: ¡Me voy a correr...¡ Entonces, tú
buscaste otro camino para seguir con tu empeño de ponerme cachondo, aunque
acariciándome el glande con el prepucio retirado, me volviste loco y me
retorcía de gozo. Nunca había sentido tanto placer acariciándome la punta del
capullo sin correrme…
Toda
la sesión la viví llena de erotismo y consciente de lo que me estaba
sucediendo. En el abrazo tántrico desaté mi ansia de abrazarte y sentirte
desnudo plenamente. Cuando nos ensamblamos atrapando el cuerpo con las piernas
del uno sobre los genitales del otro, la pasión la fuerza y el gozo me hicieron
vivir momentos mágicos. Recordando esta situación evoco la posibilidad de que,
quizás, podría haber sido más activo… Haberte dedicado más caricias, más besos,
más abrazos…Y quizás otros deseos inconfesables…
LAS SENSACIONES CONSCIENTES
Lo
que yo creía que era pérdida de orina cuando estaba excitado, era líquido preseminal.
Me ha sido muy satisfactorio descubrirlo ahora y un tanto divertido. También he
de confesar que tuve, de forma relativamente abundante, una pérdida de líquido preseminal
mientas realizaba como fotógrafo la sesión de TANTRA.
El
tema de la respiración me está costando trabajo pero lo estoy logrando. Sobre todo
cuando estoy tendido en el tatami. También caminando hago un esfuerzo en
acompasar el ritmo con la respiración.
Es
verdad que debo liberar mi boca del enorme mostacho que me deja sin expresión,
y mis labios se hacen inaccesibles. De igual forma tengo que depilar mis
órganos genitales y sus proximidades. Las axilas siendo zonas muy sensibles,
también deben de quedar limpias de vello.
Otro
aspecto que estoy prestando atención es permanecer con el glande al descubierto
con el prepucio apartado, es decir, descapillado.
Nunca lo hice porque al rozar con la ropa sentía mucha sensibilidad y prefería
evitarlo… Ahora trato de llevar el
capullo de día y de noche despejado y toma parte del ejercicio de hacer fuerza
para sentir el tirón en el mismo pene. También aprovecho con aceite masajear
todas las partes de la polla y siento mucho placer y hasta crece un poco al
estar excitada.
Sin
duda que quiero reforzar esta posibilidad con las hiervas de Maca adecuadas
para reforzar la circulación de la sangre en el pene. Para ir venciendo mi
disfunción eréctil, secuela de un cáncer de próstata.
Todos
estos detalles están colaborando para vivir la diferencia que hay entre comer y
degustar… No obstante huyendo de los conceptos puramente literarios, trataré de
escribir las sensaciones y emociones sentidas a través de las partes de mi
cuerpo y los momentos vividos con más intensidad. Sensualidad a través de los
sentidos. Sexualidad que responde a todo estímulo erótico…
De
entrada al abrazo más superficial entre tú y yo me hace sentir la suavidad de
tu piel, la temperatura de tu cuerpo y el calor de tu proximidad. Ahora el
abrazo contigo en la desnudez es mucha más deseado y potente.
Algo
muy nuevo y muy excitante sentí cuando mis pies buscaban tus genitales y tú
facilitaste el contacto. También sentí mucho tu presencia cuando aprisionaste
mi cabeza entre tus piernas. Me sentía muy protegido y hasta mi cabeza rozó en
alguna ocasión tus genitales.
Creo
que he logrado ser más constante en la respiración, aunque este detalle y la tensión
en algunos momentos, son asignaturas que las deberé mejorar en el futuro… Tus
masajes me proporcionan desbloqueo y alivian las zonas anquilosadas. Pero cada
vez me acercan más a ti y a mi mundo
interior, ambos aspectos van inseparables.
Tengo
que destacar que cada vez soy más consciente de que vas penetrando poco a poco
en mí, utilizando el lenguaje de tus manos. Yo me he dado licencia para
permitir que explores mis entrañas y tú debes de interpretar que no hay
obstáculo para que llegues a lo más hondo de mi ser. La firmeza que yo percibo
cómo abres camino en mi ano, en el perineo y en mis genitales, me da mucha
seguridad.
A
veces quisiera tener cuatro manos
como los primates, para acariciarte la espalda, los brazos, los huevos y la
polla al mismo tiempo, je je je…
Acariciar tu pene me proporciona mucho placer y al mismo tiempo sacia mi
necesidad de que tú lo sientas también. Cualquier parte que tus genitales rocen
mi cuerpo me veo altamente estimulado. Esta vez mi posición no me permitía
llevarme a la boca tu pene, pero me permitiste acariciarlo con las dos manos.
Pero
el momento de más excitación y de mayor
unión contigo, fue cuando me abrazaste con tu cuerpo por toda la espalda. Yo
sentía tu polla dura sobre mí y tu cara muy cerca de la mía. Me volviste loco,
de verdad… Tu respiración jadeante me hiciste responderte con los mismos
jadeos. Fue un momento muy íntimo y cercano.
Tampoco
puedo olvidar que por primera vez entraron en el juego erótico tus pezones y
los míos. Es mi deseo seguir la pauta que marques, quiero avanzar y no deseo
renunciar a nada. No conozco previamente el guión completo pero tampoco lo
necesito, porque percibo y me satisface que tú vayas marcado los momentos con
el idioma de los hechos, seguro que allí me encontrarás.
UN
CAMINO SIN RETORNO
No solamente he aprendido a
sentir, sino que deseo aprender a expresar emociones, sensaciones y todo
aquello que me produzca una excitación sensual, sexual y erótica. Sin
complejos, prejuicios, temores o pudores. He descubierto que al menos tengo dos
caminos que recorrer en mi realización sexual: La auto satisfacción, que
aumenta en mí la autoestima y seguridad sexual. El otro camino me lleva a mi
comunicación y mi relación con el otro. En el primero de ellos, después de muchos
años de disfunción eréctil, siguiendo las indicaciones de mi maestro, estoy
obteniendo unos resultados muy satisfactorios. Las diversas formas de
masturbación me están llevando al placer y el gozo con orgasmos un tato
sostenidos.
Después de unos días de
reflexión, es mi deseo abordar el texto que refleje mi último encuentro
contigo, entrañable maestro, expresando lo que sucedió en realidad, un cuerpo a
cuerpo… Utilizando un lenguaje más coloquial, sensual y cercano. Sin duda tú
seducción me llevó a dar un paso más en el descubrimiento de mis
potencialidades y también mis limitaciones aún sin superar… Te agradezco la
iniciativa que tuviste al vendarme los ojos ¡Bravo! Esto me permitió
interiorizar la percepción de todo aquello que me estabas entregando.
En principio tu insistencia en
que bajara y racionalizara el ritmo de la respiración, así como el
descubrimiento de incorporar la repetida ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! Lograste que tu
jadeo me pusiera muy cachondo y tremendamente excitado. Y me di cuenta que era un
recurso que yo podía utilizar para corresponderte para que nuestros jadeos
llevaran el mismo ritmo. Quiero compartir contigo una curiosidad, esta palabra
“jadeo” la define la Real Academia Española como: “Respirar anhelosamente por
efecto de algún trabajo o ejercicio impetuoso”. Ese ejerció impetuoso, je, je,
je..., no sé si se refiere a cuando tu cuerpo se deslizaba sobre el mío
rozándolo con tu polla tiesa, después de
que me hubieras dejado acariciarla poniéndome muy caliente y excitado.
Voy a hacer un recorrido de las
sensaciones que he sentido junto a ti. En primer lugar las emociones
exteriorizadas, y más tarde te diré las emociones omitidas que tú y yo
comentamos al final de nuestra sesión. Cuando estábamos de pie frente a frente,
con el pareo cubriendo nuestros genitales, percibía que acompasando la
respiración, presionábamos nuestros vientres y esto me gustaba. De igual
forma cuando tus piernas hacías que
sintieran la presencia de mis genitales y tú me invitabas a que hiciera lo
propio metiendo mis piernas en contacto con tu polla y tus cojones. Si ahora lo
tuviera que repetir no hay duda que me acoplaría mejor para gozar mucho más de
tus genitales y de tu calor. Los abrazos en proximidad me gustan cada vez más,
así como entrelazar los dedos de manos y pies.
Referente a las caricias de los
pezones, no sé por qué, pero silencié que las caricias iniciales se tornaron en
molestias, que ya se me habían producido cuando yo me hacía lo mismo que tú me
hiciste. Era como si las puntas de los pezones tuvieran una sensibilidad a flor
de piel, en carne viva.
También me callé cuando tú me
masajeabas los pies y sentía un dolor, que yo interpreté que debía de ser así
porque tomaba parte de un masaje terapéutico, ya que el dolor cesaba cuando
cesaban tus masajes. Esto ya lo hablamos en su día, y también que me arrancaste
un pelo del vello y no te dije nada, je je je. Esto me ha servido para
descubrir que tengo que reaccionar sin reprimir las emociones sean positivas o
negativas. Quizás me quedan residuos de cierto pudor… je je je
Estas pequeñas molestias
quedaron anuladas con el torrente de sensaciones y emociones, no solamente
positivas, sino muy excitantes y placenteras. Cuando cualquier parte de mi
cuerpo entraba en contacto con tus genitales, me volvía loco…
Me sentí muy seducido cuando me
llenaste de caricias y masajes, en todas las zonas próximas a mis genitales,
ano y perineo. Sobre todo cuando percibía que tu polla podía acariciar con la
punta de tu capullo, esos órganos tan sensibles. Soy consciente, mi querido
maestro, que con esta forma de escribirte, estoy venciendo pudores que me
acercarán más a ser libre y espontaneo, a la hora de expresar mi estado de
ánimo y de complacencia.
Hago un paréntesis para
reflexionar en voz alta: ¿cómo es posible que impulsando tanta velocidad en mi
actividad sensual, se me haya pasado el tiempo de forma tan rápida? ¿Me
entiendes lo que te quiero decir?
He pensado también en aquello
que me indicaste en dos sentidos: Darme toda clase de permisos para actuar en
libertad y no contralarlo todo. Esto me ha dado pie para entender que la
masturbación que yo estoy realizando cada vez más satisfactoria, tiene un
proceso y unos resultados diferentes a una sesión de masaje TANTRA con mi
maestro.
Entrañable maestro, antes de
cada uno de nuestros encuentros, soy más consciente de que voy a dar nuevos
pasos para seguir avanzando, y esto me motiva mucho. Y después de cada abrazo
tántrico también soy consciente de que, en la medida de sea más impúdico,
lograré resultados más sublimes.
Por último, he
reflexionado sobre cómo el ritmo de la
respiración vocalizando de forma sonora con los ¡Ah!, ¡Ah!, ¡Ah!, ¡Ah!, cada
vez más sincronizados, cuanto más jadeantes e impúdicos son, nuestros cuerpos
más se funden en un mismo contacto y apretón. Fue un acierto que yo solamente
te pudiera percibir a través de todos los sentidos menos la vista. Me llenaste
de placer cuando calentabas mi cuerpo con el tuyo. Sentía cómo tus deseos y
caricias penetraban por todos los poros de mi cuerpo. Y tu aliento abrasaba mi
boca. Sí, es placentero sentirte cómo penetras en mí… Cómo invades de emociones
y sensaciones todo mi cuerpo.
EL
MISÁNTROPO EN LA INTIMIDAD DE SU UNIVERSO
misantropía
Del gr. μισανθρωπία misanthrōpía.
1. f. Aversión al género humano y al trato con otras
personas. U. t. en sent. fig.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
He observado el término
misantropía en su vertiente patológica, pero no renuncio a seguir utilizándolo
en este breve ensayo, aunque lo enfocaré desde el mundo de las emociones. Para
reafirmarme en la decisión de utilizar el término misántropo, he acudido a una
de las comedias de Moliere, El Misántropo. El tono desenfadado de la trama de
esta obra, se acerca más a la realidad intima del individuo en relación con la
sociedad, que a ninguna desviación enfermiza.
Cuando a un individuo se le
etiqueta con términos excluyentes como: misántropo, introvertido, antisocial,
individualista, optamos por ignorar su propio mundo interior en lugar de
analizar las causas de su comportamiento. De otro modo, cuando le calificamos
con patologías perversas sin atenuar su gravedad como: egocéntrico, narcisista,
exhibicionista, voyerista o simplemente curioso o cotilla, criminalizamos
actitudes que en cierta medida en la moderación son positivas.
Las principales emociones
primarias son aquellas que configuran nuestro mundo interior; contribuyen a
nuestra felicidad, o a nuestras frustraciones e insatisfacciones. Estas
sensaciones según sean gestionadas por nuestra inteligencia emocional obtendremos grados de autoafirmación,
autoestima o autor reconocimiento. Las emociones principales para abordar este
ensayo son: el miedo, la alegría, el amor, la tristeza, la sorpresa y la ira. Para abundar más en estos términos que cada cual debe
interiorizar como sentimientos propios, es preciso observar estas magnitudes
sin prejuicios ancestrales de cualquier
naturaleza, y complejos que distorsionen la realidad de nuestros sentimientos.
Aunque hay autores que escudriñan las variaciones de cada emoción con suma
precisión, personalmente, he optado por memorizar algunas para que el lector
obre en consecuencia. Estas son aquellas emociones secundarias que acuden a mi
mente recordando alguna vivencia personal.
Referente al miedo: ansiedad y angustia ante
sensaciones claustrofóbicas, terror
y pánico ante una situación límite
de incomunicación y aislamiento ante una
ventisca de nieve, niebla, viento, frío
y hielo.
La alegría brinda su cobertura en momentos donde se experimenta: el éxtasis como experiencia mística, la felicidad como vivencia positiva
propia, en pareja, familiar o amical, y el entusiasmo,
expresión de satisfacción ante la resolución de dificultades. Cuando el ser
humano ahuyenta los prejuicios y los complejos que frustrarían su libertad
sexual, sin duda es causa de alegría: el placer, el gozo, el erotismo, vividos
consigo mismo o compartidos con otro ser querido o deseado.
El amor es fundamental en la vida de cada persona. Según la psicología
el amor es dar autoestima al otro. Otras acepciones de la emoción amorosa son:
El amor platónico como reflejo del
amor perfecto que habita en el mundo de
las ideas, según el filósofo
clásico, el amor romántico donde
abundan las emociones preñadas de sensibilidad, el amor religioso o familiar,
también la amistad, el altruismo y la filantropía. Tres emociones secundarias relativas al amor muestran
su característica cualitativa: el afecto,
el deseo sexual y la lujuria, esta última, como factor
positivo. La lujuria al margen de las consideraciones perversas y ancestrales,
constituye en sí misma una emoción altamente satisfactoria: la excitación, la pasión y la infatuación.
Este último vocablo supone creerse lleno de presunción o vanidad infundada y
ridícula, es decir, una farsa.
La tristeza se relaciona con otras emociones que constituyen carencias
de parcelas de felicidad: la depresión
como patología de nuestros días, la infelicidad
como consecuencia del desamor, la miseria
provocada por la injusticia y la desigualdad social, la melancolía por la soledad, la ausencia de seres queridos, la
tristeza por la muerte de gente en
general y en particular personas más cercanas.
La sorpresa es la reacción ante un resultado inesperado. Es una
emoción que cuando se experimenta se acompaña de elevación de las cejas, las
líneas horizontales de la frente, la boca abierta, se estira la piel debajo de
la cejas y los párpados muy abiertos.
Dependiendo de la intensidad, la boca no se abre, pero solo la mandíbula puede
entreabrirse. Como reacción a esta emoción se encuentra el asombro, que calibra la
intensidad de la sorpresa de lo inesperado y de la reacción positiva o negativa
del contenido de la sorpresa.
La ira da lugar a la amargura,
al resentimiento, al asco y al desprecio, así como los celos
y la rabia. No obstante, el odio brilla con luz propia entre todas
las emociones de esta naturaleza. El odio es una emoción que si la despojamos
de sus connotaciones religiosas y morales, y la situamos en el centro del
humanístico laico, se la puede
considerar negativa tan solo cuando constituya dolo para la persona u objeto
odiados. Es una emoción que debe ser gestionada con la madurez e inteligencia
emocional de cada cual. Los países democráticos modernos se han dotado de leyes
civiles que determinan el delito y la pena para reparar el daño causado por el
odio. Pero el odio es una emoción que alberga un sentimiento que pertenece a la
privacidad del individuo, que en no pocos casos puede constituir un desahogo y
una satisfacción el vivirlo a voluntad, sin causar daño a terceros.
Este muestrario de emociones
conforman la hoja de ruta que cada
ser humano dispone a lo hora de navegar por su universo interior. Es imperativo
que antes de entrar en el Sancto Sanctorum de cada cual, debamos despojarnos de
todo prejuicio moral, religioso y social impuesto por nuestros antepasados. Y
por supuesto abandonar en el pórtico nuestros complejos y prejuicios,
adquiridos por la adaptación de nuestro pensamiento según los deseos del
prójimo. La forma de sentirnos libres de este equipaje es despojarnos de él y
entrar desnudos en la profundidad de nuestro yo. Nuestra espiritualidad no está
allá arriba, sino ahí dentro, en lo más hondo de nuestro Ser. Sí, con mayúscula
porque ese es nuestro verdadero Dios.
El amor y el odio han sido
las emociones más perseguidas y castigadas en el mundo, bajo el imperio de la
doctrina de las tres religiones monoteístas. El único dios, bajo las
nominaciones de Alá, Yahvé o Jehová, ha conducido a los tres pueblos por el
largo camino hacia su salvación; imponiéndoles dos preceptos básicos: Creced y multiplicaos… y No gozarás. Es decir, utilizad los
órganos genitales para la procreación pero no para alcanzar el gozo y el
placer, al margen de la perpetuación de la especie. Este planteamiento
simplista desde el punto de vista teológico, es obvio y real desde la praxis de
las tres religiones.
Llegados al umbral de nuestro
Yo, entremos y escudriñemos las estancias más íntimas. Convirtamos nuestro
viaje al interior de nuestras vísceras, en una experiencia mística. Todo ha de
ser impúdico, el pudor es una muestra de reprensión, debemos de conservar la
inocencia que nos sitúe en aquel instante anterior, a cuando Adán y Eva no
habían advertido su desnudez. La sensualidad, la sexualidad, el erotismo y el
placer no conocen género, masculino o femenino. Únicamente se diferencian en el
ayuntamiento para obtener descendencia y así cumplir el mandato divino.
Conocerse y amarse a sí mismos
y conocer y amar a los demás no es una tarea fácil de realizar. Nos han educado
para odiarnos más que para amarnos. La religión nos ha hecho víctimas
propiciatorias en aras de la castración y la frustración. El narcisismo lejos
de ser perverso es positivo para lograr la autoestima. En la medida que nos
amemos a nosotros mismos, permitiremos ser amados por los demás. Todos
necesitamos que nos miren y nos admiren, y no por eso el ser exhibicionista es
negativo. Tampoco apartamos la visión si algo o alguien llaman la atención de
nuestra mirada. El narcisismo, el exhibicionismo y el voyerismo, únicamente
constituirán una patología perversa si un facultativo científicamente lo
determina. Y siempre cuando estos comportamientos no se desarrollen entre
iguales. La pederastia y el incesto no tienen cabida en la realización sexual,
donde debe imperar la libertad, la igualdad, el respeto y la complicidad entre pares o iguales.
Seguimos viajando por nuestros
infinitos recovecos y hallamos la autocomplacencia. Recordemos que tampoco nos
está permitido provocarnos placer a nosotros mismos, según la moral
tradicional. La utilización por nosotros mismo de todas las partes de nuestro
cuerpo, para provocarnos gozo y placer, con todos los medios a nuestra alcance,
es un logro que además de provocar emociones y sensaciones placenteras, nos
permite adentrarnos en el gozo místico en nuestra dimensión más carnal y al
mismo tiempo más sublime y espiritual.
Acariciarnos, abrazarnos,
masajearnos y lograr que nuestras partes más eróticas estallen de felicidad, es
una manera eficaz de aumentar nuestra autoestima y nuestra autosatisfacción,
señal inequívoca, de que estamos enamorados de nosotros mismos. ¡Narcisismo!
Sí, todos podemos ir en busca del Narciso que llevamos dentro desde niños. La
exploración de nuestro interior no debe de tener límites, allí donde haya una
zona erógena, es preciso seguir las huellas del Ser que te pertenece y que si
tú no lo descubres, se quedará inédito
dentro de ti. Tanto si tú, lector, eres hombre como si eres mujer… Hemos observado
que no hay géneros, solamente una misma sexualidad.
El gran enemigo del hombre está
en su propia vocación machista. El hombre según la teología monoteísta,
solamente sirve como semental de su
propia especie. El macho, antes que hombre, debe ayuntarse con una hembra,
antes que mujer. No obstante, si hemos tomado el camino de llegar a nuestro
Ser, hay que continuar… Rompamos el
paradigma. Si somos mujeres, exploremos. Y si somos hombres, exploremos
igualmente. De forma impúdica, sin pudor… Hablemos de la masturbación como el
medio de llevar a cabo la autocomplacencia, que elevará nuestro grado de
autoestima. En esa cumbre sin límite está nuestro Ser, nuestro Yo. El hombre se
despojará del guión escrito para el macho que consiste en: excitación, erección,
penetración, eyaculación y media vuelta… Exploremos los triángulos formados
por: nuca, cuello y oreja. Genitales, perineo y ano. Parte exterior del ano,
anillo y punto P. Otro de los triángulos lo forman los pezones, los pechos y el
clítoris con el punto G. Parcela tu cuerpo y busca el resto de los triángulos
cuyo vértice esté situado en lo más profundo de tu Ser.
Retomemos el título de nuestro
ensayo, EL MISÁNTROPO EN LA INTIMIDAD DE SU UNIVERSO. Como en la obra de
Moliere, el misántropo que no se deja llevar por el mundo exterior y sin
embargo, conoce muy bien su universo íntimo, es quien alcanza la seguridad
consciente. Con un alto grado de autoconocimiento y de autoestima, estamos
mejor preparados para la satisfacción individual y llegado el caso
para la felicidad del orgasmo compartido.
TANTRA: LA MÍSTICA DE LA SENSUALIDAD
El
Renacimiento rompió en mil pedazos los dogmas medievales, que hacían del hombre
el esclavo de una divinidad, cuyo Dios, se erigía como el creador y centro del
universo. Pues de igual forma, TANTRA, viene a romper el paradigma de la
sexualidad de tradición judeocristiana, que además de situar al Hombre como el
ser más importante, respeta todos sus atributos sensuales y sexuales. Los
sentimientos, las sensaciones, las emociones que percibimos en nuestro cuerpo
que por naturaleza tienen un valor positivo, y toman parte de la realización de
la condición humana.
Todo
comienza cuando la desnudez impúdica se convierte en la manifestación de la
libertad ahuyentando el pudor. Considerado por nuestros ancestros como un valor
a salvaguardar; reprimiendo la exhibición de nuestras inclinaciones más
primitivas. La sexualidad observada a través del poliedro tántrico, nos hace
interiorizar la energía en libertad que fluye de nuestra sensualidad a través
de los cinco sentidos. Los vocablos que guardaban un significado esencialmente
negativo, el tantrismo los eleva a sublimes; recuperando los conceptos sagrados
para una nueva dimensión ajena a prejuicios y complejos ancestrales. Las caricias,
los masajes, la fusión de los cuerpos, encuentran su complicidad en la
respiración sintonizada mantenida al unísono.
Un
evento tántrico tiene la misma secuencia que un auto sacramental. Una
presentación y aproximación de los cuerpos donde los protagonistas respiran un
mismo clima sensual. Una estimulación de las terminales sensoriales obteniendo
como respuesta el erotismo en estado puro; comulgando con el mismo placer los
integrantes del sagrado evento. Y por
último, un clímax que lejos de ser un orgasmo
final con descarga de energía, es el disfrute de la mística sexual alcanzando
su máxima expresión. El orgasmo libera energía que asume el resto de
cuerpo.
Es
muy difícil comprender una secuencia tántrica, más aún, si se utilizan términos
que secularmente vienen significando valores negativo y en no pocos casos
contrarios. Un abrazo tántrico es una expresión mística preñada de
sexualidad, donde la espiritualidad lejos de
residir, allá arriba o ahí fuera,
se hunde en el interior de los cuerpos. Los cuerpos así estimulados, fundidos
al ritmo de una respiración animal, aspirando y expulsando el aire por la boca,
unidos por los genitales, pectorales, cabeza con cabeza, abrazados y empiernados (*), muestran una esfera de fuego perfecta, energía
capaz de abrasar nuestras entrañas a su paso. Con destellos de luz blanca que
anuncian la energía pura que dispensa nuestra seguridad. Un acto de amor que
envuelve en su locura mística a los amantes implicados.
TANTRA viene de Oriente con un
mensaje que nos dice que nuestros cuerpos son así y responden a estos estímulos
desde tiempos ancestrales, es cuestión de dejarlos en libertad.
(*) Empiernados, no lo registra
la Real Academia Española. Es un localismo muy apropiado en este caso.
Entrelazarse con las piernas de la misma forma que se hace con los brazos.
SUBIDA
AL MONTE TÁNTRICO
(Reflexiones conmigo mismo)
Iniciando la séptima década de
mi existencia, ¿Qué tiene que suceder en mi vida para que yo pierda en un solo
segundo, mi estado de ánimo y mi felicidad? En el último tercio de vida de un
hombre, cualquier solución a los problemas que se planteen no pueden esperar ni
un solo instante. Porque queda menos vida por vivir que la vivida.
Cuando se tiene menos edad, es
natural que haya contratiempos que provoquen problemas solucionables y la
pérdida de tiempo se valore menos, porque los temas se pueden retomar más
adelante y se tiene la impresión que hay tiempo para todo. Este conformismo un
tanto suicida tendría que hacer pensar a los jóvenes, porque esa cantidad de
tiempo perdido en la juventud es tan precioso como el que se vive en la
senectud.
Inmerso en el Universo Tántrico
he descubierto mi alter ego adormecido desde siempre. El Ser que habita en mí y que
soy yo mismo, y que se manifiesta con la
ayuda del maestro en estas artes sexuales y amatorias. He recorrido un trecho
muy importante donde las emociones además de ser libres van siendo más
conscientes. Sin duda para llegar a mi plenitud sexual tengo que avanzar en mi
desarrollo personal y siento la necesidad de compartir esta plenitud con el
otro.
Ignoro los detalles y los
tiempos de la hoja de ruta que aún
debo de llevar a cabo, pero intuyo todavía que ha de ser más intensa y
profunda. El pene erecto es la presencia
de la sensualidad y sexualidad más evidentes, al margen del orgasmo y
del clímax. La experiencia vivida en cada una de las sesiones me dice que hay
que ir descubriendo el propio cuerpo paso a paso. Sin duda cuanto más desnudo
consiga estar de inhibiciones, prejuicios y complejos, mi predisposición
crecerá manteniendo el deseo de no renunciar a nada… Podría enumerar mis deseos
sexuales y pasionales pero no sería prudente, porque el orden en el cual deben
de ser vividos no me corresponde a mí indicarlo.
Hace más de tres meses de mi último
encuentro tántrico y siento un cierto vacío que no logro llenar con mi
autosatisfacción. Mi realización sensual emotiva y sexual, precisa del concurso
del otro. Deseo compartir emociones, sensaciones y placeres. Pero sobre todo
necesito percibir la presencia de cuerpo del otro…
TOMAMOS PARTE DE LA ENERGÍA UNIVERSAL
UNA
PÁGINA DE MI DIARIO…
Siempre
he pensado que hasta el diario más intimo, se ha escrito para ser leído.
Mi evolución como ser humano ha
seguido la misma evolución que la Historia de la Humanidad. Ha tenido su
travesía por el desierto de la Edad Media al Renacimiento. En el Medievo el
centro del universo era Dios y la fe guiaba la vida del mundo; haciendo lo que
la clase sacerdotal ordenaba, cumpliendo los designios divinos, para gozar de
la vida eterna. En Italia tuvo lugar el Quattrocento,
movimiento que evocando el uso de la razón vino a establecer que le centro del
universo era el Hombre, y el conocimiento venía dado por la práctica del
razonamiento. La fe y la razón caminaban por derroteros diferentes. El mundo de
la sensualidad y el mundo del misticismo
de mujeres y hombres. Se había creado un nuevo Edén donde ya no reinaría
jamás el mandamiento divino: No gozarás.
Los aspectos antes considerados como impúdicos y sucios, la razón nos hacía
contemplar la percepción de la belleza y sentir la plenitud del placer sentido
y consentido. La gracia divina que nos hacía participar de la mística anticipo
del gozo celestial, la reemplazábamos por el imperio de los sentidos.
Es evidente que el Quattrocento italiano tardó en
extenderse al resto de Europa, llegando a España con cien años de retraso.
Aunque en nuestro país la influencia de la fe sobre la razón prevaleció, salvo
breves paréntesis, hasta las últimas décadas del siglo XX. Se puede constatar
que España es en el siglo XXI cuando está penetrando en el mundo de la verdad
razonada no la verdad revelada.
¿Cómo se produjo en mi vida el
Renacimiento?
Volviendo al punto de partida
de mi evolución, hubo un periodo inicial que convivía en mí, el pensamiento
teológico y el conocimiento racional. Pero a medida que la discrepancia y la
transgresión se hacían más evidentes, la religión quedó encofrada en un espacio
cultural como testimonio de un pasado clausurado. Este cambio tuvo que ser
radical para que obedeciera a la verdad.
Lo humano y lo divino se
fundieron en una dimensión mística, donde lo espiritual ya no habitaba allá
arriba, sino aquí dentro, en lo más hondo de mi cuerpo. La sensualidad,
sexualidad y las emociones constituían la mística que antes moraba en el
espíritu intangible y ahora la percibía a través de mi cuerpo y los
sentidos, fuentes de una misma energía
tangible, más sublime de la que se manifestaba en la galaxia espiritual. Mi
cuerpo se convertía en el templo del placer y del gozo terrenal sin otra
compensación que el aquí y ahora de
mi desarrollo personal.
No necesito creer en nada, sólo
es preciso sentir para vivir en la verdad. Vivir y compartir la energía que no
es propiedad de nadie y cada cual es parte integrante del todo. Cada cual se
convierte en el Ser que le hace ser digno de veneración como integrante de la
energía compartida. Cuando percibí que yo tomaba parte de la Energía Universal,
descubrí mi capacidad para amar a los demás y compartir lo contemplado. Me hace
muy feliz pensar que a este nuevo paraíso he llegado con la mochila vacía,
porque la energía está en mí mismo, en lo más hondo de mi cuerpo. Mi vieja y
caduca alma se ha quedado en el
camino, esperando el santo advenimiento…
CAMINO
DE ALCANZAR LA PLENITUD
Los Cantos Rodados
Soy
lo que siento. Si no percibo conscientemente sensaciones y emociones, es como
si no existiera. Aunque no lo exprese con palabras los silencios son a veces
más elocuentes que los gritos.
La presente página de mi diario tártrico completa una etapa
muy profunda de mi hoja de ruta: tendente
a la plenitud del gozo en el imperio de los sentidos. Cinco meses nos separan
de nuestra última sesión y me invadían las ansias por adentrar en este abismo del placer en parte
desconocido. Las expectativas estaban cargadas de intuición y premura, de sensaciones
conscientes preñadas de calor y suavidad, donde cualquier rozamiento erizaba el
vello, abriendo volcanes de sensaciones placenteras. La respiración y los
contactos hasta que nuestros pareos cayeron al suelo, jugaron un papel de
aproximación que iban encauzando mis deseos. Respiraciones acompasadas y
emociones conscientes sintiendo y consintiendo los momentos de los mutuos
contactos; abrazando con mis piernas tus genitales percibiendo su temperatura y
dejándome acariciar los míos por las tuyas. Los primeros contactos de mis manos
con tu rostro, llenaron de ternura mi sensualidad.
Los ejercicios de respiración
se acompasaban con impulsos de glúteos y pubis, sintiendo una cierta
rehabilitación de estos músculos poco ejercitados por mí, pero que son importantes
para potenciar los impulsos eróticos. Unidos por nuestros vientres al compás de
nuestra respiración fue muy placentero, presionando ambos a la vez y evacuando
el aire al unísono. Ya tumbado en el lecho me tapaste los ojos con un pañuelo
para que navegara en lo más profundo de mí, sin que ningún detalle exterior
distrajera mi concentración. Parcelaste como en otras ocasiones todo mi cuerpo
y de forma simétrica me cubriste de masajes, caricias y tocamientos,
estimulando mis emociones y sensaciones, que me transportaron a la consciencia de
la sensualidad más profunda. La energía que sentía a través de tus manos y
brazos, me hiciste percibir que estaba compartiendo esos momentos con un hombre
en plena forma, generosamente transferida a todo mi cuerpo. Me aplicaste un
masaje con firmeza pero indoloro.
Momentos después te dedicaste a
estimular mi ano y sus proximidades, excitándome con tus caricias y la
temperatura del óleo delicadamente tratado. Electrizabas mi cuerpo cada vez que
tu piel se ceñía sobre la mía. En varias ocasiones procuraste que la planta de mis
pies sintiera tus órganos genitales, la suavidad y la diferencia de temperatura
hacia subir mi grado de excitación. Yo hubiera correspondido a tus caricias
pero sin ver dónde estabas situado, prefería quedarme quiero y limitarme a
sentir, a sentir mucho… Hasta que tú montando una auténtica acrobacia, me
permitiste que alcanzara tu pene y esto me llenó de gozo, lo acaricié con ansia
aunque con dificultad pero tu excitación era el reflejo de la mía. Hubo un
momento que tu pene presionado entre el cuerpo de ambos, yo sentía cómo se
endurecía. Para mí era el termómetro de nuestra común excitación. A partir de
este momento traspasé una barrera inédita. Tumbado boca abajo sentí que tu
cuerpo se deslizaba surcando tu pene toda mi espalda. Tu cuerpo dejaba sobre el
mío una huella de excitación y de erotismo;
arropado por tu respiración tántrica que yo trataba de acompañar para
sentirme más cerca de tu provocación erótica. Me abriste más y más las piernas para
que el ano no prestara ninguna resistencia a cualquier penetración del placer.
Sentir tu cuerpo encima y tu respirar cerca de mi cara y el lóbulo de mis
orejas, supuso un grado de excitación difícil de olvidar.
En un momento determinado me
preguntaste cómo me encontraba y yo te respondí que muy bien. Tendido con la
espalda sobre la colchoneta, nuestros cuerpos impregnados de óleo nos
fusionamos piel con piel y me permitiste
que agarrara tu polla para sentirla entre mi cuerpo y el tuyo. Hubo un momento
de máxima tensión sensual y sexual cuando tú me estabas poseyendo a golpe de
respiración tántrica, sintiendo tu boca cerca de la mía y nuestras caras
juntas. Me llenó de placer cuando yo trataba de aprisionar tu polla entre mis
piernas. Ignoro si estaba en el guión que en ese momento me quitaras el pañuelo
de los ojos y pudiera contemplar de cerca tu rostro.
El abrazo tántrico sintiendo el
calor y la suavidad de nuestros genitales juntos y fundidos en un abrazo
arropados por la desnudez más auténtica, fue el broche de oro de nuestro fructífero
encuentro. Mil gracias por dejarme que aunque a ciegas mis manos te pudieran
percibir. Te rogaría que en la próxima ocasión me permitas ser un poco más
activo y que tú te des permiso para abrir mi cuerpo en canal y sentirte
cómplice de mi intimidad. Me identifiqué mucho con tu complicidad y estoy
convencido de que en esta sesión rodaron los cantos con mayor fluidez. Desde ese momento mis
fantasías sensuales, sexuales y eróticas se nutren de esta sesión donde el
tiempo se detuvo porque fue imposible de medir.
Estimado
discípulo,
He leído con atención el texto
que has escrito a continuación de la última sesión de Tantra, y quise tomar
algo más de tiempo para reflexionar sobre ello, antes de responderte
brevemente.
En primer lugar, me encanto el
título de Cantos Rodados, me parece una hermosa metáfora, de la fuerza de la
corriente que arrastra en su paso a todas las sensaciones, vibraciones y
emociones, erosionando y puliendo tu sentir para darle una nueva forma a cada
sensación, a cada vibración, a cada emoción... Renovando o reinventando los
aspectos más sutiles de tu Ser: tu percepción sentida, profunda, única.
Enhorabuena por tanto
crecimiento interior, por darte este enorme permiso de sentir lo que sucede
cuando tu piel recibe unos estímulos variados en cualquier lugar de su
recorrido. Es un gran progreso, poder "escuchar activamente" lo que
se siente cuando se calla la mente y son los sentidos que leen las percepciones
ajenas a tu Ser, para entonces en
transcendencia, hacerlo tuyo, dejarlo penetrar y disfrutar del sentir, mediante
la sutileza de la emoción.
Sin duda has superado la
barrera, y tu cuerpo físico percibe y empieza a responder con entusiasmo.
Sin duda tu cuerpo energético
es receptivo también a los esfuerzos, al empeño y a la dedicación que pones
para abrir todos sus canales, y "por magia" empiezan a fluir
sensaciones nuevas y vibraciones energéticas inesperadas...
Un paso más allá está la
lectura o interpretación del sentimiento de tu Ser estimulado. Un aprendizaje
complejo, el de, sin contemplaciones, comunicar las emociones que se generan
con los sensaciones corporales e interpretaciones mentales de las mismas...
Para ser más sencillo, echo de menos todavía la expresión emocional de lo que
sucede en tu Ser. Las descripciones de las sensaciones físicas son
excepcionales y precisas, las vibraciones energéticas se perciben entre líneas,
sin embargo ¿qué sucede en tu sentir profundo? Mencionas "el gozo" y
"la complicidad alcanzada" que despiertan tanto interés, pero
aparecen como retales emocionales, sin consistencia... Explorar todavía el
sentimiento que se produce al sentir el gozo o la complicidad, allí está la
clave del profundo disfrute: ¿Qué sucede en tu Ser sutil para que goces? ¿Para qué
te sientas en complicidad? ¿Cuál es la clave del sentimiento? Emociones
complejas que acumulan distintas etapas del sentir (¿Sorpresa? ¿Tristeza?
¿Alegría? ¿Melancolía? ¿Miedo? ¿Rabia?...) todas son válidas, y detectarlas es
una hermosa aventura, pero todavía lo es más, lograr poner en
palabras el proceso emotivo. Tienes dones naturales para las palabras y
excelente capacidad de observación, mantenerte en alerta para captar cada
percepción y recorrer sus ondas con ellas, afilar tu expresión para contar como
son tus Cantos Rodados...
Mi recomendación de momento, es
no poner el foco en añorar o tener expectativas de tu participación activa,
mientras te quede pendiente iluminar, conscientemente, las facetas de las
emociones que te atraviesan...
Abrazo tu Ser en plenitud, cada
día con más brillo...
Tu maestro
CONTESTACIÓN
Para
reflexionar sobre tu maravillosa carta, este texto condensa lo que yo creo que
debo de explicarte en el lenguaje más claro posible. Sin duda estas palabras
dichas frente a frente y en directo resultarían más excitantes…
“Para ser más sencillo, echo de
menos todavía la expresión emocional de lo que sucede en tu Ser.
Las vibraciones energéticas se perciben entre líneas,
sin embargo.
Pero aparecen como retales emocionales, sin
consistencia...
Explorar todavía el sentimiento que se produce al
sentir el gozo o la complicidad, lograr poner en palabras el proceso emotivo.
Mi recomendación de momento, es no poner el foco en
añorar o tener expectativas de tu participación activa, mientras te quede
pendiente iluminar, conscientemente, las facetas de las emociones que te
atraviesan...”
En
el cuerpo a cuerpo de nuestra última sesión has logado extender el placer a
todos los rincones de mi ser, aflorando la sensualidad y la sexualidad.
Excitándome a modo de preparación de todo mi cuerpo y he de decirte que en
varias ocasiones derramé líquido preseminal. Sentirte deslizarte sobre mi pecho
y barriga y sobre mi espalda fue muy placentero. La fuerza con la que me
abrazabas y el sentir tu aliento jadeante carca de mi cara y de mi boca,
resultaron muy eróticos. También cuando
presionabas mi cabeza con tus manos y yo sentía tu temperatura. El contacto con
tus genitales, allí donde se producía, manos y pies, fue una sensación ansiada
de complicidad. Yo deseaba expresar mi deseo de encontrarme junto a ti en todas
las partes posibles de mi cuerpo.
Un
momento que supuso para mí un paso hacia adelante fue cuando después de
acariciarme el ano, los genitales y sus proximidades, me abriste de piernas
forzando al límite mi apertura. Fue un momento en el cual yo era consciente de
que necesitaba fundirme contigo para sentir estas sensaciones sobre mi piel y
por dentro en lo más hondo. Es evidente que tus caricias y masajes están
haciendo aflorar en todas las partes de mi cuerpo una sensación de placer.
Partes que por la falta de estímulo, estaban entumecidas. Sin abusar de mi
participación activa, he de decirte que llegará el momento en el cual mi
respuesta a tus estímulos sea inevitable. Un momento mágico fue cuando estando
tendido sobre mí, y después de permitirme acariciar tu polla, me quitaste el
pañuelo y te puede mirar y abrazar.
Ja, ja, ja, me gusta llegar con tu complicidad
a estos bordes del precipicio, donde se juega con fuego y uno se puede quemar
sexualmente hablando. Al final he terminado utilizando los conceptos, pero creo
que expresan mis emociones. Yo considero que tú eres un facultativo que por tu implicación en el abrazo y en las caricias
tántricos, tarde o temprano te fusionarás conmigo compartiendo la misma
energía, porque no es lo mismo
rehabilitar un hombro que los músculos del pene o del interior del ano,
sintiéndome excitado con el jadear de tu respiración cerca de mi boca.
Mi
sexualidad es mucho más plena que antes y sigue creciendo día a día, formando
la armonía erótica con todas las sensaciones y emociones. Ahora es todo mi
cuerpo el que se estremece y mis órganos genitales ocupan un lugar preferente
en mi autocomplacencia. He recuperando los amaneceres donde yo me despierto
agarrado a mis genitales, porque son
ellos los que me ofrecen otro día de felicidad… sin duda mis fantasías sexuales
y eróticas se inspiran en nuestros encuentros…
Carísimo maestro:
“Recuerda darle importancia a tu boca: respira, canta, recita, declama,
despeja tus alrededores, dale vida, danos acceso a tu sensualidad labial…”
Nuestra última terapia tártrica
fue muy sensual, sexual y erótica. Pero el mensaje que te transcribo
entrecomillado, es una lección magistral. Si albergabas el deseo de excitar mi
sensibilidad, lo has conseguido. Te lo agradezco. Lo tomo como un programa a
llevar a cabo para avanzar en mi desarrollo sensual y sexual de forma
consciente.
Volviendo a nuestra última
sesión, en ella logré sentir el momento sexual con mayor intensidad y con mucha
más consciencia. Descendiendo al detalle sentí que me seducías con tu cuerpo
desnudo y tu polla erecta, excitándome a tope. Con los deslizamientos de tu cuerpo sobre el mío,
calentabas mi piel y con tu respiración jadeante abrasabas mis orejas y mi
rostro, sobre todo excitando mi boca… A todos y cada uno de tus estímulos,
deseaba corresponderte con mis eróticas respuestas. Acariciar tus genitales y
sus proximidades, me excitó mucho. Y cuando tú me envolvías en tus abrazos
sintiendo tu excitación sobre mi piel, me provocaste momentos muy felices.
Los pezones como zonas erógenas
van teniendo mayor protagonismo en mis técnicas de masturbación y con tus
caricias con suavidad. Con frecuencia alerto por la noche acariciándome el
pene, observando una erección considerable y placentera. Sin duda acuden a mi
mente escenas vividas en tu sesión tántrica.
En mis duchas matinales
aprovechado para masajearme el cuerpo, pezones y genitales. Y después de
secarme, me masajeo el interior del ano con crema y extendiendo los masajes al
mismo tiempo al perineo. Observo que mejora las posibilidades de penetración
introduciendo con suavidad hasta dos dedos. Por cierto en una ocasión me
preguntaste que si utilizaba algún juguete erótico. ¿Te referías a un
consolador para familiarizarse con la penetración?
Después de más de una año de
seguir tus orientaciones sensuales, sexuales y eróticas, la conducta encaminada
hacia mi realización sexual, creo yo, que ha encontrado el camino con mayor
eficacia erótica y de creciente satisfacción personal. Después de regularizar
nuestras sesiones que podrían ser mensuales, si tú lo prescribes como una
secuencia idónea, me gustó mucho la propuesta de integrarme en un grupo de
personas que podamos compartir y enriquecer estas experiencias. Cuanta conmigo
para este grupo de trabajo. He estado pensando en ello y creo que mi grado de
inhibición tiende cada vez más a ser menor, y en ciertos momentos apenas
percibo que pueda tenerlo. Con tu ayuda los bloqueos han disminuido y los
valores de concupiscencia, deshonestidad sexual, pudor, recato y timidez, creo
que son todos ellos valores asumidos por mí como positivos para fomentar y no evitar. Los
prejuicios y complejos, personalmente creo que están descartados. Si tú no
dices lo contrario.
EL
CONCIERTO DE LAS EMOCIONES
Mi querido maestro:
SENSUALIDAD
Aunque parezca mentira, plasmar
por escrito las sensaciones de nuestra
última sesión de Tantra, se me está haciendo muy cuesta arriba. Sin duda
fue una sesión que recogía los frutos del contenido de las expectativas de la
etapa anterior, escrito en la hoja de ruta. Cuyo contedido soy
conocedor de su punto de partida, pero que la meta de llegada trasciende toda
hipotética previsión, tanto tuya como mía. No obstante, trataré de utilizar el
lenguaje más cercano a la raíz de las emociones naturales vividas.
SEXUALIDAD
En todo momento me propuse
interiorizar conscientemente tus pautas y provocaciones. Fue tu propósito y lo
conseguiste: sintonizar, tonificar, relajar, flexibilizar y darme confianza.
Aunque algunas de tus caricias, masajes y tocamientos, me eran familiares, sin
duda todo me parecía nuevo. Preparaste mi cuerpo para que asumiera el calor, la
suavidad, el placer y tu fuerza. La ausencia de pudor, de complejos y
prejuicios, me hizo abandonar el control. Mantener los ojos cerrados me seducía
más y más. Tu presencia y hábil aproximación hicieron sentirme muy
receptivo.
EROTISMO
Para ahondar en el concierto de emociones que supuso la
puesta en escena de nuestra sesión, me quedaría con la última secuencia. Tu
objetivo fue seducirme, desearme y poseerme. Y lo conseguiste. Yo te deseaba
más y más y tú me tomaste compartiendo conmigo el instinto más animal, que en
ese momento nos asistía. Sentía que tus brazos me envolvían llenos de
voluptuosidad. Tu cuerpo se restregaba y deslizaba contra el mío, como si
fueras una camisa de fuerza. Con las piernas abiertas tu pene se deslizaba
entre mis piernas, y mi culo sentía tu suavidad y la dureza de tu polla. No me
podía mover. Me tenías atrapado y yo era gustoso y consciente de ello. Tus pies
atenazaban los míos y atrapaban mis piernas. Entrelazaste los dedos de tus
manos entre los dedos de las mías y me llevabas los brazos, hacia atrás y hacia
adelante para que yo pudiera quedar más atrapado todavía. Posición que
aprovechabas para acercarte a mis orejas, jadeando con respiración animal
provocándome un placer bestial. Mi cuerpo te sentía en todos los poros de mi
piel. Cuando me abrazabas a la altura del cuello, me dejaste totalmente
amordazado. Como si quisieras afirmar de que ya era tuyo totalmente… Que ni
siquiera podía gritar de gozo y de placer. Te convertiste en una ligadura muy
placentera. Cuando me liberabas los brazos y me abrazabas, yo aprovechaba para
acariciar tu polla, cada vez más dura y erecta. Yo tenía necesidad de tocarte y
de sentir que yo lograba endurecer tu miembro. Fue sublime cuando me dijiste
que si me gustaba lo que me estabas haciendo. Siiiiii, te contesté.
MÁS
SEXO
Cuando te pusiste sentado con
las piernas abiertas, quedando tus genitales muy próximo a mi cabeza, también, sentía
placer. Las veces que yo deseaba tocar tu pene es porque me parecía una
respuesta natural a tu estímulo sexual. Nunca he creído que el poderte hacer
una breve felación, alteraría la filosofía Tantra. Debo de aclararte que en
esta última ocasión, he sentido mucho placer pero no he tenido ni un sólo
momento que estuviera cerca del orgasmo.
Este control me dice que es todo mi cuerpo el que está gozando.
Tus caricias en mis pezones y
en todo el pecho, me excitaron mucho. Gracias por tus consejos sobre el vello…
Tan sabios como siempre.
Para concluir te diré que,
salvando las distancias que existen, y cada día las veo más claras, entre
Tantra y el sexo clásico y exprés, te diré que: Me follaste y me dejé follar,
como perros en celo. Como animales. Donde lo impúdico fue sublime. Donde el
sexo más deshonesto era la expresión de la pureza. Nuestra concupiscencia, fue
la expresión mística de la relación carnal. En esos instantes se fusionaron lo
carnal y lo espiritual. Cuanto más obsceno más sublime. Cuanto más erótico y
sexual, más profundo y con mayor energía positiva. Cuanto más libidinoso y más deshonesto, más impúdico y
más libre. Más bestial y natural.
Nuestro abrazo tántrico:
¡Namasté! Fue muy erótico y con una entrega muy consciente y sincera. Allí en
aquel lecho de sensaciones y emociones vivimos nuestro Carpe Diem. Nuestro aquí
y ahora. Fuimos lo que deseábamos ser. Allí se confundieron nuestros roles.
Facultativo y paciente. Maestro y discípulo. Preparador y cliente. Compañeros
compartiendo las faenas del mismo taller. Amigos. Amantes… Muchas gracias.
A continuación he sacado este
poema del ¿Poesía?
Te siento como animal en celo,
que va en busca de su presa.
Tus garras penetran en mi piel,
desgarro de sangre y fuego.
Embriagado por las ansias,
tu presencia me deja inmóvil y amagado.
Esperando que mi cuerpo sea cubierto por tu sombra,
ardo en deseos de volar junto a ti,
fundirme contigo en las alturas del gozo y del placer.
Ya siento el dardo de tu pico, taladro de fuego,
sobre mis entrañas.
Tus suaves plumas me acarician,
abriendo mil volcanes en mi ser.
Quiero que seas ave depredadora de mis carnes.
Te espero al borde del cráter de mis anhelos,
para que juntos, provoquemos la erupción,
capaz de fundirnos en la lava del deseo consumado.
Una tibia lluvia nos arropa,
en el atardecer maduro de nuestro AMOR.
MI
NUEVO DESPERTAR
“Cuando estoy asexual estoy
deprimido y el revés también”. Esta frase se la he escuchado a un chico de los
que asisten al Taller de Tantra.
He pensado que era el momento
de hablar de mi nuevo despertar. Sobre todo después de mi segunda experiencia en
el Taller de Tantra. Más de un año apoyado por ti, querido maestro,
descubriendo y viviendo mis potencialidades sensuales y sexuales. Las
sensaciones y emociones han sido y son más consientes e intensas.
Estoy inmerso en un camino de
crecimiento que no estoy dispuesto a renunciar a él. Compartir estas dos
sesiones de Tantra con otros hombres, me ha permitido vivir el proceso de
convivencia y comunicación. Intercambio y fijación de miradas. Aproximación y
contacto, piel con piel.
Hasta llegar a aquí los
conceptos y el vocabulario han tenido que dar un giro copernicano. De otro modo
es imposible que hubiera avanzado ni un paso. La concupiscencia, la
deshonestidad sexual, la libido, la ausencia de pudor, es decir lo impúdico, la
impureza sexual, el erotismo y hasta la pornografía. Todos estos conceptos han
sido vaciados de contenido moral, religioso y ajenos a complejos o etiquetas y
prejuicios sociales. El tú y yo, se
sustenta en la igualdad, la libertad, el respeto y la complicidad.
Otro aspecto que ha colaborado
de forma esencial, ha sido el seguimiento de las pausas establecidas, amigo y
maestro, por tu saber hacer. La respiración, que podemos decir habitual o
normal, de nariz y boca, y la denominada como respiración animal. He descubierto partes de mi cuerpo que han podido y
conseguido potenciar mis cualidades varoniles. Respiración con apoyo en el
perineo, presionando los glúteos y el bajo vientre. Transmitir al otro a través
de los jadeos que son expresión y testigos del deseo sexual, el placer y la
respuesta a todo estímulo erótico. Desempeñando el rol de pasivo y de activo,
se descubren: emociones, sensaciones y excitaciones cargadas de energía
positiva.
En esta mi segunda presencia en
un Taller de Tantra, he podido comprobar cómo yo era más consciente de lo que
tenía entre mis manos. Gozando haciendo gozar a mi compañero. También he
observado con nítida claridad los niveles de implicación, en función de la
experiencia vivida. Pensando que, quizás, con la experiencia, se podría
conseguir talleres estables y permanentes, avanzando todos al unísono. Grupos
homogéneos de pares. Dos, cuatro, seis u
ocho como máximo. Donde el moderador quedaría libre para coordinar, apoyar y
motivar. En este taller ha sido muy fácil para mí vivir el contacto, frente a
frente, gozando esa proximidad y esa cercanía. Pienso que todos los talleres
tienen sus particularidades, porque cada hombre es diferente y cada experiencia
significativa.
Es verdad que el lector, en
este caso mi maestro, pueda preguntarse a estas alturas del texto sobre el
significado del título: MI NUEVO DESPERTAR. Pues en este caso carece de
simbología o de paralelismo, se trata de mi despertar diario después de haber
dormido toda la noche. Antes de haber comenzado, el llamémosle tratamiento terapéutico, yo me
había colocado la etiqueta sobre mi pene, que decía: Disfunción eréctil. Y así
trataba de sacar partido al resto de mi cuerpo. No obstante las prescripciones
tuyas, amigo y maestro, me han devuelto mis facultades varoniles. Antes me
levantaba como un sonámbulo al servicio y me volvía a dormir, con la única
sensación de haber vaciado mi vejiga. Pues ahora me despierto todas las noches
tocándome el pene, sintiendo placer y con cierta erección espontánea. A veces
me estimulo y me masturbo, la mayoría de las ocasiones sin llegar a correrme.
Voy a orinar y después como permanece la erección sigo acariciándome también los
pezones, hasta que veo que ya estoy
cerca a correrme. No puedo olvidarme de la presencia de líquido pre seminal,
muchas veces y mojando todo. La mayoría de los días este episodio se repite
hacia las ocho de la mañana. Y antes de irme a la ducha vuelvo a vivir esta
experiencia. Cuando provoco un impulso con mis glúteos, mi polla obedece
oscilando hacia arriba cada vez con más energía. Esto me sucede sentado en el
ordenador, andando por la calle, en la cama y siento una especie de suave
placer de forma continua. Antes la tenía muerta y ahora está viva y me
transmite su vigor. Despertarme cada día con aquello que los catalanes llama:
“Trampera matinera”, ha sido para mí algo muy importante como hombre y como
persona.
En la ducha sigo algunas
secuencias que me van muy bien. Mientras mantengo el jabón en la cabeza, me
masajeo el pene con el gel de baño. Sobre todo para robustecer los músculos y
agrandar las cavidades sanguíneas. El agua caliente me estimula los genitales y
el perineo. Una vez secado la cabeza y el cuerpo, me aplico crema sobre los
genitales y repito lo mismo que con anterioridad había hecho en la ducha.
Termino de vestirme y así este bienestar me dura todo el día. Con mucha
frecuencia provoco a través de la respiración la presión sobre el perineo
apretando los glúteos. Siento una sensación muy placentera y excitante en la
misma polla…
Es evidente que la rasuración
del pubis, me ha proporcionado más placer. Y sobre todo haber liberado en parte
mi boca, mis labios. Y mis pezones están más
sensibilizados. Antes nunca había tenido sensibilidad en ellos. También
me acaricio el anillo del ano con una crema adecuada.
Mi realización sensual y sexual
está situada en el centro de mis emociones. La energía que fluye a través de
mis sensaciones me hace ser feliz y satisfecho del camino emprendido. A partir
de Febrero volveré a seguir contigo la terapia personal emprendida.
Gracias a tu ayuda, yo soy un
hombre nuevo.
Un abrazo sintiendo la desnudez
con ausencia de todo pudor. Tu
discípilo.
ENCUENTRO
EN EL UNIVERSO TANTRA
Como periodista tengo una
tendencia a escribir una crónica de todo aquello que me impacta o sea noticia.
Cuando di mis primeros pasos para descubrir las espaldas de los participantes en el Taller de Tantra, descubrí tu
recio cuerpo velludo preñado de sensualidad y sexualidad. Sobre todo tu mirada.
Esos ojos negros y penetrantes… Tus pechos y pezones eran para mí una
invitación permanente para ser lamidos y sobados. La sudoración que emana de tu
piel, lejos de ser rechazable, supone un acicate para las caricia y los
abrazos. El roce de nuestros cuerpos siempre fue sensual y provocando el
placer. Tu barba custodia tu boca con unos labios grana y jugosos. En todo
momento percibí que estaba ante una bestia sexual y erótica. Donde la
respiración animal provocaba, más aún, unos jadeos excitantes.
Cuando a mí me tocó asumir el
rol de pasivo, yo me sentí deseado y poseído por ti. Tu cuerpo se deslizaba
sobre el mío y sentí tus pechos y tu miembro que se restregaban sobre el mío.
Fue un momento con mucha carga erótica. Acudía a mi mente cuando mencionaste en
varias ocasiones, que en parte ya practicabas sexo así cuando echando un polvo
con tu afortunada pareja. Yo fui amonestado por el maestro de ceremonias porque
se me iban las manos hacia tu pene. Necesitaba reaccionar a tus estímulos. Eres
un hombre con la bestia sexual que llevas dentro, a flor de piel. Tienes un
cuerpo lujurioso, deseable y totalmente comestible. Con total ausencia de
pudor. Es decir, deshonesto e impúdico.
Cuando tú pronuncias la frase
“echar un polvo” de forma espontanea, inocente y libre, en mí provocaste mucho
morbo y erotismo. Tú cuerpo es el ejemplo que avala el criterio que siempre he
mantenido a la hora de considerar y medir la belleza. Tu belleza y atractivo no
obedece al paradigma de esculturas, pinturas, modelos o retratos, considerados
como la estética patrón. Tu belleza está constituida por el conjunto de
mociones, sensaciones y vivencias que se
perciben a través de los cinco sentidos. Es decir la sensualidad. Me gustó ver tus ojos y el conjunto de tu
cuerpo. Me excitaba oír tu forma de
jadear expresión del sentir animal. El tocar
todas las partes de tu ser, acrecentaba las ansias de no separarme de ti. No te
imaginas la carga erótica que tiene el sentir gotear tu sudor sobre mi piel. Oler tu aliento supone compartir el
aire que respiramos. La cualidad de gustar,
aunque vetada, también estuvo presente. La lengua al deslizarse sobre cualquier
parte sensible del cuerpo, degusta el placer que tu cuerpo ofrece. Eres un
hombre bello porque eres un hombre fuerte con una sensualidad muy potente. Tu
cuerpazo muestra a flor de piel tu potencia sexual, varonil y erótica.
Pude percibir que a pesar de
las veces que el maestro me tuvo que corregir para poderte provocar el gozo
según el ritual establecido, el resultado fue muy satisfactorio para ambos. Me
gustó mucho cuando te incorporaste del letargo de relajación y tuvimos unos
momentos cariñosos, donde pude percibir tu ternura.
Es fácil imaginar el placer sin
límites que eres capaz de generar con tu pareja, cuando traspases los límites
impuestos por el Taller de Tantra. Dando rienda suelta a tu lujuria hasta atrapar con plenitud la realización
sexual. Es muy apetecible sentirse seducido y sobre todo presa deseada por un
macho como tú. Energía, sexo, emociones, libertad y sensualidad.
EL DÍA DE LA EXPLOSIÓN
ENERGÉTICA
He
demorado una semana para poder escribir con más perspectiva el día D y la hora
H. Tu función de terapeuta se fusionó con la de un amante perfecto. Es
imposible encontrar un hombre más potente sexualmente hablando y más generoso
como ser humano. Desde el primer instante tu propósito era transportarme al
nivel de Tantra, donde yo descubriera mi propia potencia energética. Y lo
conseguiste. Fui capaz de tener un sinfín de sensaciones y emociones
conscientes, sin abrir los ojos y sin consentir el impulso o necesidad de
acariciar tus genitales. Fue un ritual donde tú sin pronunciar la palabra
¡Namasté! Sin embargo, me dedicaste una rendida adoración.
Comenzaré
por el espasmo positivo del final. Mis piernas y brazos, pies y manos,
sintieron un hormigueo absolutamente placentero. Corrieron
por todo mi cuerpo como hormigas cargadas de electricidad estática, que me
sumieron en un cansancio muy satisfactorio y una somnolencia sensual, suave y
muy caliente. Un auténtico letargo. Yo permanecía tumbado degustando las mieles
de tus masajes y tus caricias. Lograste poseerme y yo me rendí ante tu
posesión. Me hiciste vivir un ensamblaje sensual, erótico y emotivo. Real y muy
intenso. Era el culmen al cual se llega en pareja.
Me ayudaste para subir hasta la
cima de ese monte sagrado, excitando zonas erógenas dormidas con anterioridad.
Las zonas del ano: anillo de entrada profundidad media y la próstata. Sin
olvidar mis pechos y pezones. Cuello, rostro, cuero cabelludo y nuca. Con tu
maestría me practicaste una penetración táctil, provocándome una excitación
paulatina. A medida que tus caricias me ponían más excitado, tú empujabas más y
más. Y yo deseando ser penetrado hasta el fondo, me agarré a los lados del
tatami para facilitar la tarea de activo. Sin duda tu propósito de que
reaccionara ante tus provocaciones, tanto de placer como dolor, creo que lo
conseguiste. Quedó muy claro en aquella sesión personal la lección magistral
que pretendáis impartirme. Lo exclusivamente genital se encontraba al margen de
aquella energía que fluía por todo mi cuerpo y en todas las direcciones.
También había descubierto cual sería mi rol en los futuros Talleres de Tantra.
Yo permanecí tumbado rendido ante
el placer y el gozo alcanzados. Cubierto con el pareo, habiendo perdido la
noción del tiempo y el espacio. Tú a mi lado satisfecho de la obra realizada.
Después de unos momentos me invitaste a incorporarme muy lentamente. Yo flotaba
y mi equilibrio era un tanto inestable. Una vez incorporado, me eché en tus
brazos porque tenía rabiosa necesidad de agradecerte lo que estabas haciendo
por mi realización sexual. Fue un verdadero abrazo tántrico que significaba la
unión que habíamos conseguido. Sin confundir los papeles de terapeuta y
paciente. Considero que me marcaste el camino para un futuro. La penetración es
la consagración de la unión de la pareja en el éxtasis, sin necesidad de que
haya pérdida de la energía. Muchas gracias, amigo y maestro. ¡NAMASTÉ!
Buenas tardes mi querido discípulo,
Muchas gracias de nuevo por tu feed
back, muy sencillo, descriptivo y tan sentido. Es para mí un orgullo poder
acompañarte en tu desarrollo y crecimiento personal y sexual, crecer como Ser
más allá de los genitales, más allá de las limitaciones emocionales o mentales,
reconectar con tu sentidos y con la potente energía que vibra en ti cuando te
das permiso para sentirla. Es importante que seas consciente de esos efectos en
ti, para reconocer lo que puede suceder también cuando tocas un compañero de
juego tártrico, sutilmente y poderosamente.
Gracias de nuevo,
Un gran abrazo de toda tu piel
erizada
Namasté
Tu maestro
TALLER
DE TANTRA YOGA 11 DE MARZO DE 2017
Mi experiencia personal estuvo
cargada de energía manifestada con
emociones positivas y sensaciones sensuales, sexuales y eróticas. Cuando
situado en el centro del círculo formado por mis compañeros de taller, fueron
señalando mis cualidades más
destacables. Aquella parte de mi cuerpo
que más sugería o gustaba, sentí reconocimiento y aumentó mi autoestima.
Jamás hubiera pensado que mis manos alguien las percibiera
atractivas. Siempre pensé que están un tanto agarrotadas y además manifiestan
siempre un exceso de fuerza. Pero me gustó y me sentí muy cómodo con esa
observación.
Otra de las observaciones fue el perfil de mi rostro. Es más, el
chico dibujó con sus dedos el entorno de mi frente, nariz y barbilla. Estos
toques me gustaron mucho.
Otro de los compañeros me tocó
y señaló mis pezones. Siendo éstos
una zona que vengo de sensibilizar, me sentí doblemente satisfecho. Mi pecho
depilado y mis pezones más pronunciados, llamaron la atención de uno de los
chicos aquella tarde. Y este reconocimiento me satisfizo en sumo grado.
Las
cejas recién arregladas por el peluquero, encontraron motivo
suficiente para hacerme sentir más atractivo. Más seguro.
Otro compañero, quiero recordar
que se fijó en la zona de nuca, cogote y
hombros. También me sentí muy reconocido.
El maestro y moderador, se fijó
en mi labio superior, reconociendo
el bigote e insinuando que mis labios, se presentaban como más sensuales al
margen del mostacho. Valoración que yo asumí en positivo.
Mi experiencia como pasivo fue
de total satisfacción. El poder energético
serpenteaba mis piernas, mis manos y brazos, y cuando mi pareja me
descubrió los ojos, le percibí radiante, desnudo de frente contemplando por
primera vez su poder varonil. A veces
echo de menos contemplar las bonitas piernas, los prietos glúteos y los
atractivos culos de mis compañeros de taller, en la primera fase de
presentación aunque volviéramos a cubrirnos con el pareo. Cuando aún cubríamos
nuestros atributos viriles, en la fase de reconociendo, uno de los chicos
determinó que una de las cualidades de otro era el culo y así le tocó con la
mano. Era evidente que fue a señalar una de las partes cubiertas, que había
intuido que le gustaba.
Cuando seguidamente adopté el
rol de activo, percibí que mi pareja iba creciendo en excitación hasta el final. No obstante, mi compañero
me hizo la observación de que en la fase del toque de pluma, no fui lo
suficientemente sutil como para crear una excitación con el leve toque de las
yemas de los dedos. Agradecí su aptitud pedagógica y me sentí más unido a él.
Un taller de Tantra no deja de
ser un campo de rugby donde la violencia no se produce de forma física, sino en
el mantenimiento de la respiración animal sincronizada con tu pareja. El papel de entrenador lo desempeña el maestro
de Tantra, pero sin abandonar su rol de árbitro. Maestro y árbitro. A veces
aumenta la tensión cuando el chico que ejerce de activo, tiene que estar
pendiente de varios aspectos a la vez y distorsionando un poco su foco de
atención.
Este inconveniente se irá
minimizando a medida de que el nivel de los participantes sea más homogéneo.
Donde los miembros de una misma pareja se identifiquen y encuentren la armonía
desde las primeras secuencias. O bien después de un periodo donde la madurez
del grupo permita que cada uno pueda elegir su compañero de viaje.
Mientras eso no se consiga la
satisfacción de cada participante de un Taller de Tantra Yoga, será desigual y
en el balance final habrá silencios u omisiones de aspectos poco o nada
satisfactorios. Considerando un taller
de esta naturaleza como un proceso de aprendizaje, es natural que esto suceda.
Mi satisfacción personal
garantiza mi crecimiento imparable. Corrigiendo errores y retomando aspectos
nuevos.
TALLER
TANTRA YOGA 26 DE ABRIL DE 2017
Resultó un encuentro un tanto
atípico con resultados sorprendentes. Este taller se formó por un colectivo de
ocho hombres, cuatro parejas intercambiables, coordinados por el maestro. Líder
y moderador del grupo. Al menos tres de los participantes nos habíamos conocido
en talleres anteriores. Las diferentes etapas de la sesión se percibían con
cierta madurez. Evidentemente contemplado desde mi óptica personal.
Es verdad que presté mayor
atención que en otras ocasiones. Sobre
todo a la hora de percibir qué era
aquello que sensualmente mi atraía más, de todos y cada uno de mis compañeros
de taller. Mi apreciación personal desde hace algún tiempo, contemplo la
belleza como el producto de la sensualidad más que de la estética. Además esta
apreciación cobra mucho valor cuando los demás me tocan las partes de mi cuerpo
que más les gusta, además de conocer cuáles son las cualidades más destacables
de cada uno. Me agradó mucho comprobar que a uno de los chicos le tocaron los
pechos y pezones, casi la mitad de los participantes. Yo también coincidí
porque en mi caso los pezones se han incorporado como zona erógena con
posterioridad al resto del cuerpo. Sigo echando en falta escrutar las partes
del cuerpo de mis compañeros, despojados totalmente del pareo. Piernas, inglés,
pubis, nalgas y genitales. Aunque volviéramos a cubrirnos.
Es mi deseo hacer hincapié en
la parte donde yo hice de actor pasivo, para luego invertir los roles. Mi
pareja provocó en mí todas las emociones conscientes, sintiendo con mucha
intensidad sus caricias y su respiración. Sus intenciones fueron transmitidas y
vertidas sobre mi cuerpo. Especialmente la suavidad de su cuerpo y la
temperatura de sus manos. Sus palabras fueron muy suaves, cálidas y cariñosas.
Me sentí envuelto con sus abrazos y con la sutileza de sus manos. Me ayudó a
incorporarme porque todo mi cuerpo flaqueaba. Cuando abrí los ojos me sentí muy
unido a él y nuestro abrazo ardía en deseos de seguir fundidos. Este momento
preferiría que fuera un poco más prolongado para degustar las sensaciones
conscientes del instante.
En este momento en el taller se
produjo una pausa forzada por el abandono de dos miembros. Reanudamos los
ejercicios tomando yo el papel del activo. Los chicos que quedaron sin
compañero formaron otra pareja. Debo de confesar que el rol de activo deseaba
abordarlo con mucho interés, en correspondencia a las sensaciones y emociones
provocadas por mi pareja cuando mi papel era el de pasivo. Traté de llevar a
cabo las consignas e intenciones del moderador, aspecto que por otro lado mi
pareja, ahora pasivo, me atraía y colmaba de deseos. Su cuerpo supuso para mí
una invitación a volcarme sobre él y tratar de encontrarnos en lo más hondo de
nuestro ser, de la forma más intensa posible. Percibía que la acción-reacción
funcionaba. Y que a medida que mis tocamientos, caricias y masajes, estimulaban
todas las partes de su cuerpo, se producía una reacción en clara excitación
expresada en el ritmo de la respiración.
Pero llegamos a un momento en
el cual mi pareja entró como en un estado de trance, mezcla de llanto y risa. Muy
excitado y reaccionando de forma muy acelerada a mis estímulos. Yo me asunté
mucho. No sabía cómo interpretar estas manifestaciones tan nuevas para mí. La
situación se me había ido de las manos y estaba fuera de mi control. Hubo un
momento que me vi desplazado de la escena, en donde yo no debía de dejar de
estar presente. Y por otro lado albergaba la idea de que algo yo no habría
hecho correctamente. El moderador se percató de lo que allí estaba sucediendo y
como maestro conocedor de estas situaciones, retomó el tema y lo condujo hasta
el final con plena satisfacción.
Tomó el fular y me dijo que
continuara con el ritual. Cubrí el cuerpo de mi pareja y me postré cerca de su
cabeza. Acomodándole para decirle que estaba preso de pánico. Al escuchar esto,
abrió sus grandes ojos negros y me dijo: No temas, Pedro, ha sido maravilloso,
he visto el color de nuestras energías, rojo, naranja, con mucha nitidez.
Muchas gracias, me has hecho sentir algo nuevo. Después del maestro, has sido
tú quien me ha hecho sentir este poder energético. Le abracé y ese abrazo me
gustaría que hubiera sido eterno… Para mí fue una doble experiencia positiva.
Como pasivo había llegado a una gran satisfacción e identificación con él y
ahora él me devolvía con creces, aquello que yo creía que había hecho no tan
bien. Resultó que la energía se desbordó, aunque de diferente manera para él y
para mí. El pánico se tornó en alegría y nos sentido ensamblados y muy
emocionados.
Mientras, en la pareja formada
por aquellos que se quedaron sin compañero, estaba sucediendo algo similar. La
energía fluía con la misma intensidad que en nuestro caso y mostraban unos
rostros luminosos de alegría y de energía inexplicables. Procedente de parejas
diferentes en el ejercicio anterior, se habían encontrado en el mismo camino y
aprovecharon el caudal que les inundó de energía, quizás, parte consciente y
parte de libre circulación entre ellos. A nivel personal, yo salí muy crecido
de este taller. Añorando volver para compartir más, para crecer más.
El líder y coordinador del
taller, nada alarmado, nos explicó la normalidad de aquellos, para nosotros,
acontecimientos casi paranormales.
LECCIÓN
MAGISTRAL EN EL TANTRA
25 de mayo de 2017
Esta última experiencia ha sido
especial porque tenía como función cumplir un triple objetivo: El formador de
Tantra dirigía una sesión, que otro futuro formador de esta disciplina, llevaba
a cabo conmigo como sujeto pasivo. Este triángulo en términos docentes,
garantizaba el rigor del aprendizaje. Desde el conocimiento pedagógico hasta la
estrategia didáctica. La experiencia, la sabiduría y la técnica, congregadas en
una misma sesión. La identificación, la donación, las sensaciones y las
emociones, fueron conscientes a lo largo de los distintos ejercicios. Cada uno
de los tres participantes en la sesión, aportó las vivencias relativas a su rol: El moderador
estableciendo los pasos y los tiempos, el futuro maestro marcando las acciones
a seguir, y por último yo aportando mi entrega pasiva y receptiva. Hasta aquí
el soporte técnico de la sesión.
A partir de ahora omitiré todo
aquello que el moderador de la sesión preconizaba a su alumno. Permanecí con
los ojos cerrados interiorizando las sensaciones, donde apenas escuchaba los
susurros que le hacía para corregir y reorientar el curso de la sesión. Sin
embargo, sí que estaba muy atento a la respiración y los mandatos que marcaba
“mi guía”. Es verdad que su presencia corporal me llegaba por vía sensitiva,
muy agradable: Su rostro, su mirada, sus manos, su temperatura, la suavidad de
su piel y su voz, ahondaron en mí. Ansiaba interiorizar todos los estímulos que
su manipulación me proporcionaba, tratando de asumir todas las respuestas que
mi cuerpo estaba sintiendo. Sin olvidar mi papel de pasivo.
Al final la compenetración y el
saber hacer de los dos maestros me
llevaron, mejor dicho, me elevaron a lo más alto de mi mente y a lo más
profundo de mi ser. Sin abrir los ojos, pude percibir que la negritud de la
oscuridad se había tornado luminosa.
Luz, colores y fuego. Cuando los dos formadores me hicieron regresar de aquel
trance, apenas podía articular palabra. Percibí que mi silencio y mis parcas
palabras, eran el resultado elocuente de la evaluación obtenida. Nos abrazamos
los tres y sentí que la energía fluía entre nosotros.
EVALUACIÓN
Sentí mucho placer cuando me
activó las diferentes profundidades del
ano y del perineo. Allí donde aposentaba sus manos electrizaba mi
sensualidad. Pienso que este Feed-back es esencial para el futuro guía
tártrico, intérprete de la demanda de su paciente-cliente. No creo que hubiera
traspasado ninguna línea roja, si hubiera abandonado unos instantes la
metodología estricta de los tiempos, y hubiera abundado un poco más en lo que
él podía contemplar en la interpretación de mi deseo. Aunque la sesión lejos de ser una práctica de
iniciado, fue sin duda una lección magistral.
No obstante, para que el hecho
formativo sea completo, es preciso que la evaluación se realice desde todos los
puntos de vista: Valoración que lleve a cabo
el moderador con su alumno, futuro guía-animador Tantra, y la valoración
que el alumno haga de cómo ha percibido los estímulos de éste, a lo largo de la
sesión. Es evidente que yo solamente debo de apreciar mi percepción como sujeto
pasivo, ante el profesor en prácticas. En este doble proceso formativo, he
descubierto tres aspectos nuevos para mí:
- En mis sesiones personales anteriores estaban muy marcadas las líneas divisorias entre el terapeuta y el paciente. Es decir, entre el guía Tantra y el discípulo iniciado en esta disciplina. Sin embargo, en esta sesión he percibido que mi percepción ha sido mayormente entre iguales. Mayor identificación y menos respeto o pudor…
- Pude percibir que mi guía y animador marcaba los estímulos para que yo pudiera sentir una respuesta, sobre todo en los toques pluma, masajes suaves con la palma de las manos y tocamientos con intención. Es evidente que cuando el guía provoca un estímulo, es para que haya una respuesta, adivinando el deseo del pasivo. Entonces debe esperar una señal clara de satisfacción, antes de pasar al siguiente ejercicio.
- Ansiaba sentir su cuerpo sobre el mío, tanto de frente como de espalda. Había iniciado las caricias con sus manos y brazos, pero deseaba sentirle más junto a mí, ese cuerpo que tanto deseo me provocaba. Estos ejercicios posturales ya los había vivido en mis anteriores sesiones personales. Pero el maestro no dio tregua al profesor en prácticas.
Mi experiencia personal como
sujeto pasivo ha sido, didáctica y pedagógicamente, altamente positiva. Sin
duda el futuro guía tántrico, tan pronto como asuma la metodología adecuada, su
aportación personal está llena de energía potencial. Presiento que este maestro
en prácticas, provocará con facilidad en sus futuros alumnos o pacientes, un
clima propicio para que la energía sensual fluya. Posee un atractivo capaz de
provocar el deseo, las sensaciones y las emociones, a través de sus cualidades
personales.
Gracias Pedro por compartir con tanta generosidad tu caminar por el sendero tantrico, me siento honrado de conocerte y de leer así de corrido lo que significaron cada paso de tu subida hacia lo que tu denominas el Monte Tantrico... Estoy todavía a media lectura, pero la emoción y el agradecimiento me llevaron a poner esta nota antes de abandonar, temporalmente tu narración.
ResponderEliminarla lectura de tu narración. Es lo que quería escribir...
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