INCITACIÓN AL ODIO
La gran paradoja española
Por Pedro Taracena Gil
Las redes sociales se están
convirtiendo en un nido de perversos incitadores al odio. Twitter sobre todo,
es el escaparate de mensajes agresivos, hirientes, provocadores, insultantes,
de muy mal gusto, carentes del más elemental humanismo. Los jueces están
delimitando la línea roja que separa el derecho
a la libertad de expresión y el delito de injurias y de incitación al
odio. Sin olvidar que las conductas presuntamente delictivas de estas personas
pertenecen a colectivos abiertamente enfrentados a tenor del objeto contenido
en los mensajes: A favor y en contra del tratamiento que se da al terrorismo de
ETA y a las víctimas del franquismo. Los colectivos anti taurinos y los amantes
de la llamada Fiesta Nacional: corridas de toros, encierros y la variante de
festejos populares. También es evidente que la postura oficial del actual
Gobierno en funciones, en el caso del tema taurino, lo eleva a la misma
categoría que si tuviera que hacer un hueco en sus ruedas de prensa, para
condenar la apología del terrorismo etarra. No están en el mismo nivel
gubernamental el terrorismo y los
insultos vertidos contra la tragedia sufrida por la familia del torero, muerto
por asta de toro. Porque Rajoy no envió sus condolencias a la familia por la
muerte del torero, sino por los mensajes deleznables de Twitter. El presidente
en funciones debió discernir hacia dónde estaba escorando su mitin y sobre todo
qué postura estaba defendiendo. Si la muerte hubiera sido de un deportista, por
ejemplo, nunca hubiera utilizo el Congreso de los Diputados para condenar los
mensajes insultante e indignos.
Si alguien entiende en mi artículo
que soy un anti taurino y que mi texto justifica una sola letra de los macabros
mensajes, será el único responsable de su torticera forma de leer y de manipular
lo que él mismo lee.
Para que mi postura quede clara
voy a ponerme en lugar de las víctimas que sufren otro tipo de agresiones y sin
embargo no están consideradas como tales. La Historia de España cuenta que hubo
una República desde 1931 a 1939. Sí, ya sé que muchas personas no lo quieren escuchar,
pero no por ello voy a tergiversar el devenir de la Historia. Este periodo
republicano fue interrumpido por un pronunciamiento militar en 1936, que en
principio provocó un enfrentamiento fratricida que se mantuvo hasta 1939. El
general Franco y sus secuaces implantaron una dictadura que se prolongó hasta
1975, muerte del dictador. Sí, ya sé que los vencedores cambiaron de nombre los
acontecimientos: el Levantamiento Nacional, la Cruzada de Liberación, el
Movimiento Nacional, y el genocida pasó a denominarse Caudillo de España por la
Gracia de Dios.
A partir de la Constitución de
1978. España se trasforma en una democracia, los franquistas implantan un
consenso donde los crímenes franquistas quedaron impunes, por obra y gracia de una amnistía
donde fueron amnistiados los verdugos y sus víctimas. Los presos salieron de
las cárceles y los criminales franquistas nunca entraron en ellas. Aquellos que
no quieren escuchar este relato, son los mismos que dicen que no hay que abrir
viejas heridas. Heridas que siguen abiertas y sangrando desde su origen.
Encabezando este artículo
muestro las perlas cultivadas de tres personajes del franquismo triunfante. Si
esto no es incitar al odio o provocar a las víctimas del franquismo silenciadas
eternamente, que venga su Dios y vea. Pero es comprensible porque estos
conflictos corresponden a las dos Españas enfrentadas que la España oficial no
quiere ver. La España franquista triunfante y victoriosa y la España vencida y
humillada. La España de la Fiesta Nacional y la España anti taurina. La España
Una Grande y Libre y la España unificada pero no por la voluntad popular. La España Nación Indisoluble y la España
Nación de Naciones.
¿Por qué Esperanza Aguirre,
Rafael Hernándo y Pablo Casado, no son procesados por incitación al odio?
Evidente mi ingenuidad no me bloquea para contestar e esta pregusta. La Ley de
Amnistía de 1977 dejó impune los crímenes de la dictadura, hipócritamente, para
evitar no sé qué peligro de involución política. Esta nefasta decisión lejos de
cerrar la herida del enfrentamiento fratricida, alejo la reconciliación entre
los españoles. Sin reconciliación no habrá futuro en armonía. Mientras las
víctimas del terrorismo de ETA reclaman dignidad, las víctimas del genocidio
franquistas reclama esa misma dignidad, pero desde las fosas comunes anónimas en
cunetas, campos, cementerios y lugares que solamente están acotados en la
memoria de los supervivientes.
Abundando en las dos Españas es
fácil comprobar quiénes pertenecen a cada uno de los dos bandos. Por un lado la
España del Rey de España, primer alineado de la nación triunfante. Mientras no
condene la dictadura y sus crímenes, será rey de una de las dos Españas. La
otra España reclama la república, desbancada por quienes le elevaron al trono
escrito en el testamento del dictador. Acompañan al monarca los apóstoles la
Santa Transición, los amordazados por su propio consenso y la Constitución de
1978. Lejos de condenar la dictadura, La Casta imperante decretó la impunidad
para que el pueblo quedara sumido en la mayor de las amnesias. El pueblo
español hoy constituye la España amordazada, la España del silencio. Enfrente
estás todos los Medios de Comunicación y el búnker apostado en la Santa
Transición. Sin duda la izquierda de vocación republicana y el Movimiento 15-M
está del lado de la España multinacional, más cerca de la reconciliación.
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