Creo que esta etapa no se celebró como un evento
más, sin duda ha sido un hito en el ascenso a la cumbre tántrica. Desde el
primer capítulo, tú lo sabes, he tratado y a veces conseguido, huir de los conceptos
y poner nombre a las emociones, las sensaciones y los sentimientos… Hubo un
momento que no supe lo que me pasaba, y tampoco creas que ahora voy a ser capaz
de transcribirlo, expresando mi percepción claramente…
Haciendo un esfuerzo para navegar en la memoria de
mis sentidos, es decir, la sensualidad compartida contigo muy consciente,
gustosa y placentera. La sexualidad erotizante creciente por momentos, y la
auténtica adoración que sentí por tu príapo en erección. Todo ello me hizo
sentir una explosión, más aún, una implosión. Que me hizo exhalar más que un
grito, un auténtico berrido. Una expansión de energía súbita preñada de
emociones.
Quizás no encuentre las palabras adecuadas, porque
las sensaciones fueron nuevas, pero es como si tú hubieras conseguido romper mi virginidad… Yo no siento pudor
en confesarlo y mucho menos reparo alguno. Las explicaciones que me diste me
hicieron comprender que, partes de mi cuerpo han padecido durante un tiempo,
quizás demasiado, un estado de letargo. Y ponerlas en funcionamiento tiene que
ser como poco, molesto.
Ahora comprendo la confusión que he tenido a la
hora de discernir toda la extensa gama de percepciones. Desde el dolor y la
molestia, hasta llegar al placer próximo al orgasmo. Sin embargo, la ausencia
de pudor, la consciencia de la presencia en el “aquí y ahora”, pasando por la
respiración animal, aunque no siempre regular, me ha permitido sentir nuevos
placeres: en los pies, en las piernas, en los brazos, en las axilas, en el
vientre y pecho. Sin olvidar las variadas sensaciones en los pezones. En la
cabeza, cuello y oídos. A partir de nuestra última sesión, el ano y su cavidad
interior, están ocupando un lugar y atención preferentes…
Nuestra comunicación ha sido cada vez más fluida,
más próxima, sensual y sin pudor. El binomio estímulo-respuesta ha funcionado,
y yo he deseado en todo momento ser obediente al maestro. Ahora estoy más
pendiente de tus provocaciones que de
tus indicaciones. Cada sesión comparto más parcelas de placer contigo: la
temperatura, la percepción de tu proximidad, la suavidad, los jadeos sobre mi
rostro y cuello. Sobre todo, tus muestras de pasión, avivan mi deseo sexual y
erótico. Gozo más y me concentro mejor disfrutando en cada instante, sin pensar
en los momentos pasados ni en la apoteosis final.
En el resumen de nuestra XII etapa, he tratado de
conceptualizar lo menos posible, y dejar que la espontaneidad convencional
paulatinamente, sea remplazada por el idioma coloquial. Tu intención hecha provocación,
ha obtenido mayor entregada y respuesta por mi parte. Se me eriza el vello
intuyendo tu presencia; consumando el contacto cuando nos abrazamos; sintiendo
tu polla entre mis piernas y la mía entre las tuyas. A pesar del pareo yo fui
consciente de que me ponías cachondo.
Ya en el tatami, mis pies entre tus genitales me
provocaban mucho placer, suavidad y temperatura. Mi cabeza en contacto con tus genitales,
sin duda es nuevo y muy gozoso. Los juegos que me permites hacer con el pene y
los testículos, me erotizan, como si se tratara de mis genitales… De verdad.
Te confieso que en la medida que me vas calentando
voy perdiendo mi pudor residual, hasta el punto de desear comerte, morderte,
chuparte, acariciarte, viviendo un momento entre iguales. Cuerpo a cuerpo, piel con piel, sintiendo cómo
se desliza tu cuerpo en todos los rincones del mío Te agradezco que hayas establecido
muy bien el mapa de mis sensibilidades y bloqueos. Has conseguido provocar en
mí el deseo, rendirme con mi entrega ante tu seducción y aceptar tu posesión… Es bestial ese momento cuando
mi pensamiento deja de trabajar y se llena de ese presente embravecido y embriagador.
Robert Mapplethorpe
Si con todo ello no se alcanza la consumación sensual,
sexual y amorosa, debemos estar muy cerca…
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