En los medios de comunicación cuando se le pregunta a una mujer musulmana, el por qué ocultar su rostro o cubrir su cabeza y cuerpo, la motivación siempre es cultural, tradicional y voluntaria. No hay imposición de ningún tipo. Sin embrago la realidad es bien distinta. Es curioso observar a una pareja de musulmanes, él vestido a la europea y si es joven hasta exhibiendo marca publicitaria y con camiseta de tirantes. Y su esposa tapada de los pies a la cabeza, caminando dos pasos más atrás. Hasta en una colonia naturista del sur de España, los hombre se exhibían desnudos en el solárium, playa y piscina y las mujeres permanecían secuestradas en los apartamentos y sólo salían para cenar. La tradición cultural marca otra forma de vestir. En el caso de España, un traje cultural es el de flamenca faralai o el de baturra o chulapa, pero a nadie se le ocurriría usarlo para salir a la calle. Y ¿Por qué sólo están sujetas las mujeres a esta costumbre cultural? Durante el verano de 1970 tuve la oportunidad de conocer tres países asiáticos. Turquía, que se encontraba degustando las mieles del europeísta Mustafá Kemal Atatürk. Irán nombre actual de la clásica Persia, gobernado por el emperador de la dinastía Phalevi, el sha Mohammad Reza Pahlevi y su segunda esposa la emperatriz Farah Diba; monarquía absolutista y satélite de los Estados Unidos de América. Y por último Afganistán, una monarquía propiedad del sah, Muhammad Zahir Shah, a través de las más arcaicas costumbres musulmanas; hundiéndose en el Medievo. En Turquía la vestimenta de sus habitantes era de clara tendencia europea, reflejo de la secularización turca. El Estado es una república laica. En Irán en aquel verano, las mujeres llevaban minifalda y se tocaban con un shador, totalmente transparente y vaporoso, que sólo servía para el coqueteo femenino. Allí la religión no imponía ninguna vestimenta. Y en Afganistán me tropecé con el espectáculo del burka, dramático y humillante para la mujer; imposición y símbolo de la anulación total del ser humano. Con dependencia y sumisión del hombre y claramente una imposición religiosa. No hace mucho tiempo que un juez español tuvo que decidir sobre aquel burka que yo descubrí hace 40 años. Los estados europeos tienen que estar muy alertas. Las mujeres se tapan en el mundo islamista por imposición machista bajo pretexto cultural. En España no en balde tenemos la Igualdad elevada al rango de LEY. El Gobierno debe establecer tolerancia cero en todo tipo de discriminación de la mujer. Y por último es preciso que la parte masculina del Islam, manifieste en público e inequívocamente que las mujeres musulmanas se tapan por razones culturales, y no porque se les impone ocultar todo su cuerpo a las miradas lascivias de los hombres, para evitarles la excitación y caer en el acoso sexual. Ya es hora de que a los hombres islámicos se les caiga el burka de la hipocresía y del machismo.
Fotos tomadas por Pedro Taracena en Kaboul (Afganistán), durante el Raid Paris Kaboul París en el verano de 1970. Por primera vez una mujer bajo el burka de color azul.