ESPAÑA HA PERDIDO TODOS LOS TRENES
DEL LAICISMO Y EL PROGRESO
DEL LAICISMO Y EL PROGRESO
Los españoles de mi generación hemos vivido la
dictadura, el nacionalcatolicismo, la alianza trono-altar, el maridaje
Iglesia-Estado, la Transición donde la Constitución tímidamente se declara
aconfesional, pero los Acuerdos entre el Reino de España y la Santa Sede,
contrarios a la Carta Magma, han dejado intactos los privilegios de la Iglesia,
tal y como los concedió Franco. En agradecimiento a que la Iglesia fuera
cómplice de los crímenes de la dictadura y arte y parte en el
genocidio.
España ha perdido el tren de la Historia desde
tiempos inmemoriales. Pero sí podemos analizar qué eventos y qué hitos de
Europa han sido ajenos a España. La Reforma Protestante de Lutero ha dado lugar
a los países más ricos y avanzados del mundo. El Renacimiento llegó 100 años
más tarde que en Italia. El progreso vino cuando Dios dejó de ser el centro del
universo, lugar que ocupó el Hombre. El siglo XVIII, siglo de Las Luces,
entronizó la Ilustración. Es decir el imperio de la Razón. Las monarquías
absolutistas dieron paso a los parlamentos. La Revolución Francesa estableció
Los derechos del hombre y del ciudadano. Los estados se declararon laicos y la
Iglesia separada del Estado. En España la República vino a homologarse con la
Europa de entonces. Pero la dictadura nos hizo retroceder medio siglo y la
Monarquía tutelada por el franquismo sigue sin aprobar ni una de las
asignaturas que son viejas en Europa.
Ya en democracia la Iglesia sigue siendo
hegemónica en materia de religión, educación, moral y buenas costumbres. Y cuando
se ha planteado que los ciudadanos tenían el derecho de borrarse del fichero de
los bautizados, los obispos han puesto muchas pegas para que la España católica
siguiera siéndolo al menos sobre los archivos, fiel seguidora de Roma. Una vez
establecido el cauce legal y civil, el objetivo de los que aspirábamos a no
estar en una burocracia que negábamos por anticristiana y ajena a la
democracia, ya no tiene sentido ceder a sus circuitos legales porque eso sería
reconocer su existencia y legitimidad.
Mi planteamiento personal es el siguiente: Soy un
ciudadano que he nacido bajo la influencia judeocristiana. He recibido los
sacramentos y he seguido el calendario litúrgico, tanto en la Escuela como en
la sociedad donde me ha tocado vivir. Cuando fui adulto y utilicé mi razón me
deseduqué del adoctrinamiento y soy un hombre laico; rechazando todo aquello
que venga impuesto por una deidad. Respeto a las personas pero no las ideas que
no se puedan razonar. Ante este planteamiento, ya no tiene ninguna importancia que
yo esté en un fichero como puedo estar en el fichero de cuando jugaba al fútbol
con 10 años. Es evidente que no renuncio a los valores morales y culturales que
la civilización occidental nos ha proporcionado. No obstante mi BLOG APÓSTATAS
seguirá vivo. Gracias a todos los internautas que se asoman a él.
Editor: Pedro Taracena Gil
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