UN ALTO EN EL ASCENSO AL MONTE
TÁNTRICO
REFLEXIONES
12 de julio de 2019
Impudicia: Falta de recato y pudor
Cuando inicié mi subida al Monte Tántrico, mi mochila estaba cargada de abundante literatura: palabras, conceptos, consignas, prejuicios, creencias, temores, deseos y no poca desorientación.
Meditando sobre mi evolución observo y constato que, aquellas palabras ahora han abandonado los conceptos y se han convertido en emociones, sensaciones y sentimientos. Rompiendo poco a poco mi pasividad.
Sin duda la piedra angular de esta arquitectura sensorial ha sido, la impudicia. Es decir, la falta de recato y pudor. La concupiscencia, la impureza, la deshonestidad, la lujuria, la sexualidad, en suma, son conductas que practicadas entre iguales y con respeto y libertad, no son inmorales y mucho menos punibles. Son positivas y creativas.
Las secuencias vividas en cada sesión han sido cada vez más impúdicas. Tratando de llevar la respiración acompasada preparatoria de la respiración animal, preludio del jadeo como expresión de la excitación. Cercanía, confianza, disfrute, alegría y libertad.
La proximidad y contacto, son formas de sentir la presencia, donde la seducción te invita a darte permiso para vivir el aquí y ahora y disfrutar. Es un placer percibir la cercanía sin apenas tocarla, sintiendo cómo se abren los poros y se eriza el vello, percibiendo el aliento, la suavidad y la temperatura.
El deseo se hace presente cuando los cuerpos abrazados sienten piel con piel, latiendo juntos, entrando en conexión, compartiendo las sensaciones. En estos momentos la provocación aleja más si cabe al pudor, y como a toda acción corresponde una reacción, yo me he dado permiso para compartir la excitación.
Es un logro descubrir la energía que fluye en una sesión de Tantra, cambiando el desahogo erótico por la realización sexual. No es solamente un cambio semántico es un cambio vital. Experimentado en todas y cada una de las partes, en las cuales troceas mi cuerpo de forma simétrica, gozando en ambos lados del mismo placer.
A veces el cuerpo es una caja de sorpresas. El gozo y el placer estaban ahí, pero no se habían activado. Cuando entre las plantas de los pies se alojan los genitales, percibiendo conscientemente suavidad y calor. Para mí supone un placer nuevo. Y consiguiendo posturas verdaderamente acrobáticas, para que de esta forma se puedan acariciar el pene y los testículos, desde ángulos completamente nuevos, provocando nuevas sensaciones.
En cada una de las secuencias trato de detener el tiempo y el espacio:
La entrevista psicológica donde
hacemos un balance del periodo anterior, preguntas y aclaraciones.
Me gusta tu olor natural varonil. Cuando toco tu cuerpo con mi boca. Cuando percibo tu respiración jadeante en mis oídos. También cuando te rozo o acaricio con mis manos.
Y por último tu provocación somete a mi cuerpo a un delirio continuado, que yo interpreto como un reconocimiento mutuo. En esa locura me haces descubrir la proximidad por no decir la fusión, que existe entre el erotismo y el misticismo.
La erótica mística de la concupiscencia más impúdica. Frase que erotiza la sacralización de la mística. Es un éxtasis que produce un orgasmo, pero sin pérdida de energía. Yo seguiría abrazando tu cuerpo y rindiendo culto erótico a tu falo…
A cerca del feeling. Las acepciones de este anglicismo son muy ricas en matices, y me van a servir para abordar el tema sobre las mil y una formas de amar, querer, desear y hasta de tratar y saludar. Entre mujeres, entre hombres o entre mujeres y hombres. En realidad, es una conjugación de identidades, emociones, tactos, sensaciones, sentimientos, impresiones y sensibilidades. Todas estas magnitudes pueden tener diferentes intensidades, en diferentes tiempos y espacios. Personalmente con este esquema he dibujado la diversidad del mapa de mis amores.
TANTRA EN COLOR
DAVID VANCE Y OTROS
EL MISTICISMO DEL ORGASMO
No hay comentarios:
Publicar un comentario