A Asha Ismail todavía no se le han olvidado "los nervios" que le impidieron dormir la noche anterior al día de su "purificación." Tenía tan sólo cinco años y su familia, que vivía en un pequeño pueblo de la frontera entre Kenia y Etiopía, le había convencido que sería el día más importante de su, hasta entonces, corta vida. "Estaba feliz, iba a ser bonito", recuerda. Entonces, despertó y comenzó su pesadilla: el día de su "purificación" era realmente el de su mutilación genital. Una curandera la mutiló -en presencia de su madre y abuela- con el método más horrible, la infibulación (*). También lo llaman la circuncisión faraónica: extirpación completa del clítoris, corte completo de labios mayores y menores y cosido posterior. "Me dejaron un agujero del tamaño de una cerilla". Con cinco años.
De fíbula.
1. tr. Colocar un anillo u otro obstáculo en los órganos genitales para impedir el coito.
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LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA: HAYAT TRASPAS ISAMAIL
LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA: HAYAT TRASPAS ISAMAIL
Hayat Traspas Ismail cuenta cómo su madre fue víctima de la ablación siendo niña. "Con apenas cinco años, le mandaron a comprar la cuchilla con la que le iban a mutilar". A la madre de Hayat le sometieron a infibulación, la más severa de las mutilaciones que se practican.
El aborto y la ablación, comparación gratuita
Por Pedro Taracena Gil
Jueces del Tribunal
Constitucional afianzan sus sentencias con argumentos que no son jurídicos. No
es necesario ser un experto en Derecho para saber que estos jueces están bajo
la influencia de aspectos ajenos a al Estado laico. Equiparar el aborto con la
ablación del clítoris, les hace acreedores de una merecida falta de confianza y
de respeto. Sólo se justifican estos argumentos cuando se analiza su arraigo y su procedencia. Todavía hay jueces que mentalmente pertenecen a la época
franquista. Donde el Derecho Canónigo era ley civil, y la religión marcaba, más
aún, imponía la conducta a seguir por la sociedad española. El respeto que los
Jueces del Alto Tribunal y los miembros del Consejo Superior del Poder
Judicial, no es algo que se les otorga sin merecerlo. A medida que pasa el
tiempo se confirma que la Transición no trajo la reconciliación entre los
españoles y que la letra de la Constitución, por sí misma, no es el bálsamo que
todo lo cura. Ciertas conductas de no escasos jueces, están lejos de ser el
reflejo del espíritu de nuestra Carta Magna. La interrupción voluntaria del
embarazo es un derecho de la mujer. La ablación es un crimen execrable contra
su dignidad. La mutilación física atenta contra la libertad y el derecho a su
realización sexual. Además es la expresión más vil del machismo salvaje, es
víctima de esta agresión porque a la mujer se le considera propiedad exclusiva
del hombre, aunque es una mujer quien comete el crimen, lo realiza por un mandato ancestral del
patriarcado. Parece increíble que un magistrado utilice estos dos hechos, pero
la raíz está en la influencia moral y religiosa. El derecho que se protege
prohibiendo la ablación, es la libertad sexual de la mujer, ajeno a la
procreación. Pero la ablación garantiza el placer y la propiedad sexual al
hombre y además, no evita la procreación. La ablación no afecta a la
moral tradicional católica. El ejemplo lo tenemos en la inmaculada concepción
de María, virgen y madre, sin intervención de varón alguno. En el caso del
aborto, el juez piensa en proteger la vida y reinterpreta, influenciado por
causas jurídicas ajenas, que la vida en abstracto a proteger está por encima de
la decisión de la mujer. Su conciencia moral, no jurídica, le lleva a evitar a
toda costa la mayor cantidad de abortos posibles, porque la interrupción
voluntaria del embarazo, es un hecho malo en sí. Es verdad que estos
jueces pertenecen al tejido social de la España actual y son correa de transmisión
de los partidos que aún piensan como ellos. En nombre de la Constitución, los
jueces deberían evitar argumentar sus votos particulares y sus sentencias con
afirmaciones ex cátedra, que son agresivas para los que no pensamos como
ellos.
EXECRABLE ÁLBUM DE LOS CRÍMENES