Por ALEJANDO MADRID-ESPAÑA
La desnudez y la
sexualidad son las situaciones humanas más contaminadas culturalmente y más
reglamentadas, con todo tipo de normas, lo que da lugar a los tabúes, mitos y
falacias que rigen en cada civilización y cultura, a las que diversas
religiones han contribuido enormemente. “La desnudez y la sexualidad es algo
sucio, guarro, asqueroso, pecaminoso, nauseabundo y vergonzoso”.
Estas son palabras que han estado en boca de los
representantes de las iglesias basándose en argumentos como que en la Biblia estos
actos siempre se han condenado; sin embargo parecen olvidar que un texto fuera
de contexto es un simple pretexto, o sea, la mera semántica (al margen de la
hermenéutica) no soluciona los problemas exegéticos, ahora bien sería bueno
recordar que en el libro sagrado también se condenan la hipocresía, el rechazo
de los hermanos (a pesar de ser apestados, prostitutas, recaudadores de
impuestos,…). ¿Estarán incluidos también los homosexuales, los que practican
sexo de forma extramatrimonial, los que utilizan métodos anticonceptivos o
practican sexo por placer?
Las iglesias y grupos de carácter fundamentalista (católicos
y evangélicos) han propiciado el neointegrismo utilizando principios de moral
sexual que condenan la vida sexual o erótica con censuras como el uso de
preservativos, la homosexualidad o la incontinencia en el matrimonio, la
abstinencia antes del matrimonio, el sexo por placer… en definitiva intentar
dominar, controlar, orientar los impulsos de carácter sexual.
La suerte de muchos de nosotros es la de contar con una fe adulta y el suficiente discernimiento para analizar, valorar, cuestionar y decidir si eso que se nos intenta imponer desde una visión integrista de la religión es lo correcto o no según nuestra conciencia. En el caso de los que no analizan de forma constructiva estas imposiciones, como muchas otras -políticas, sociales, familiares-, puede que corran el riesgo de vivir una vida ajena en continua represión y vivir culpándose o culpando a los demás por hacer algo natural e innato en todo ser humano y para lo que Dios nos creo: dar y recibir amor de forma responsable en todas sus vertientes, pues no debemos olvidar que nuestra sexualidad no es solo un impulso corporal, sino una parte integrada de quienes somos.
La suerte de muchos de nosotros es la de contar con una fe adulta y el suficiente discernimiento para analizar, valorar, cuestionar y decidir si eso que se nos intenta imponer desde una visión integrista de la religión es lo correcto o no según nuestra conciencia. En el caso de los que no analizan de forma constructiva estas imposiciones, como muchas otras -políticas, sociales, familiares-, puede que corran el riesgo de vivir una vida ajena en continua represión y vivir culpándose o culpando a los demás por hacer algo natural e innato en todo ser humano y para lo que Dios nos creo: dar y recibir amor de forma responsable en todas sus vertientes, pues no debemos olvidar que nuestra sexualidad no es solo un impulso corporal, sino una parte integrada de quienes somos.
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El Ángel Caído de Ricardo. Ricardo Bellver (1845-1924)
Foto: Pedro Taracena Gil
BLOG ENSAYO SOBRE LA LIBERTAD SEXUAL
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Foto: Pedro Taracena Gil
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Editor: Pedro Taracena Gil