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lunes, 14 de agosto de 2017

LA REFORMA DE LUTERO EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XXI





Templos tratados como si fueran farmacias

Hemeroteca de El País


A George Borrow, famoso como Jorgito el Inglés, lo metieron en la cárcel en Madrid en 1838 por vender la Biblia en español, y al pastor Juan Antonio Monroy, que presidió FEREDE en 1999, le pusieron una pistola en la frente por negarse a hincar sus rodillas durante la misa de jura de bandera, a la que fue obligado a asistir como soldado raso. "Te arrodillas, Monroy, o te mato", gritaba el sargento. La democracia acabó con esas barbaridades, pero los protestantes insisten en el largo camino que hay que recorrer todavía para que se pueda proclamar con verdad que en España se respeta el mandato constitucional de la libertad religiosa y de culto.
Es innegable la hegemonía católica (menor de la que se presume: muchos dirigentes protestantes o musulmanes engruesan las listas de católicos por haber sido bautizados de recién nacidos), pero el Estado debe garantizar a las religiones minoritarias lo que el Estado les prometió en la Constitución: igualdad de oportunidades y que se remuevan los obstáculos que dificultan su práctica. "Aunque suene a cosa rara, España no es un país fanático", escribió Borrow en La Biblia en España, un éxito de ventas en su época y aún hoy. Su encarcelamiento duró lo que tardó en llegar de Londres la carta del mismísimo Rey de Inglaterra anunciando que suspendería un viaje previsto a Madrid si el pastor, anglicano como el monarca, seguía preso un minuto más.
Perseguidos de muerte muy pronto (Felipe II proclamó que prefería dejar de ser rey antes que permitir luteranos en su reino; él mismo presidió varias quemas de herejes), los protestantes cuentan hoy con iglesias en todas las grandes ciudades y pueblos de más de 5.000 habitantes, con la excepción de 31 poblaciones. Pese a todo, tienen un rosario de peticiones al Estado, por ejemplo el contar con su propia equis en las declaraciones de la renta (IRPF), como la Iglesia católica. El Tribunal Supremo debe resolver si ese es un privilegio exclusivo de los obispos romanos, como tantos otros. Así lo sentenció hace un año la Audiencia Nacional. También piden que las administraciones tengan de verdad en cuenta la pluralidad religiosa y cultural. "En España no tenemos aún tradición de libertad, tolerancia y gestión de la diversidad en materia religiosa. Muchos Ayuntamientos no muestren la suficiente sensibilidad al tratar los asuntos que afectan a las confesiones minoritarias", lamenta Blázquez Burgo, el líder de FEREDE. Entre sus ejemplos, la extravagancia del Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz exigiendo una distancia mínima de 500 metros entre lugares de culto, como si fueran farmacias, lo que impide que las minorías puedan abrir sus locales, ya que el templo católico ha llegado siempre primero, con creces. Alcaldes hay que cuando les llega alguna denuncia por discriminación religiosa, consultan qué hacer al párroco católico.
Por arriba, los Gobiernos también aprietan incumpliendo incluso sentencias y leyes. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos sentenció el 3 de abril de 2012 que los pastores evangélicos, que no pudieron cotizar antes de 1999 por la realización de su ministerio, prohibido durante décadas, tienen derecho a pensión de jubilación, como los curas ý los obispos católicos. Se trata de "una discriminación por motivos religiosos", dice el Tribunal en su condena a España. El Gobierno no hace caso. Igual discriminación se produce en la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, donde rara vez se informa a los padres o alumnos de los derechos que les asisten de recibir enseñanza de su confesión, o en la celebración de matrimonios civiles en forma evangélica. Muchas veces, el personal de los registros no está suficientemente informado o formado, y los hay que faciliten información inexacta, como que en España solo es posible el matrimonio civil o el canónico.






UNA DEMOCRACIA CONSTRUIDA CON LOS ESCOMBROS DE UNA DICTADURA

 Por Pedro Taracena Gil

No son pocos los aspectos que hacen de nuestra monarquía parlamentaria, un régimen imperfecto por su origen y su anacronismo. La Constitución Española de 1978 se construyó bajo la tutela de los escombros de la dictadura. El Ejército, la Iglesia, el Capital, los Caciques y los Borbones. Todos con mayúscula por la importancia de su intervención. La dictadura fue una amalgama de desechos rechazados por Europa desde la primera mitad del siglo XX: El nacionalcatolicismo, el fascismo, la monarquía y la dictadura. En 1931 nuestro país, se dotó de la Constitución de la República Española, hasta 1939.
En el año 1936, el Capital constituido por la Oligarquía Económica de siempre y los prolegómenos del actual Oligopolio Energético, decidieron dar un Golpe de Estado contra la República que provocó la Guerra de Civil y como consecuencia de la Victoria, exaltaron a Franco como Caudillo de España por la Gracia de Dios y Generalísimo de los Ejércitos. Implantando una sangrienta Dictadura y consumando el genocidio planeado desde antes del 18 de julio de 1936.
La muerte del Dictador en 1975, no supuso ningún cambio en los planes de aquellos que realmente manejaron los hilos de la marioneta del pequeño general, aunque gran sanguinario. El Capital que financió el golpe, provocó la guerra e impuso la dictadura, no estaba dispuesto a renunciar a seguir administrando España, como si de un botín de  guerra se tratara. Y obraron en consecuencia. Entronizaran a los Borbones. Consumaron de facto la Alianza Trono Altar y el maridaje Iglesia Estado; manteniendo el nacionalcatolicismo como seña de identidad española. Escribieron una constitución burguesa, sin apenas mención expresa a la clase trabajadora, al servicio del Capital y los Caciques de siempre. Aquellos polvos estos lodos. En todo este largo periodo desde 1936 hasta 2017, en España, ni ha habido una oposición real y mucho menos una prensa cumpliendo su función. 
En España el nacionalcatolicismo tiene una doble perversión: La Iglesia fue cómplice, arte y parte, en el genocidio franquista, y además el franquismo aún imperante en la imperfecta democracia y en la anacrónica monarquía, mantiene el maridaje Iglesía-Estado y la Alianza Trono-Altar. Sin olvidar que cuando Europa progresó con el Protestantismo, España se homologó con el Concilo de Trento, hasta nuestros días.




 500º ANIVERSARIO DE LA REFORMA LUTERANA



En España no se ha culminado la transición religiosa, se quejan los protestantes. Ponen un ejemplo. Pese a lo proclamado por la Constitución de 1978 ("Ninguna confesión tendrá carácter estatal", dice su artículo 16.3), cada vez que se produce un suceso catastrófico, las autoridades civiles convocan duelos con el nombre de funeral de Estado. Son, en realidad, vistosas ceremonias en templos de la Iglesia romana, presididas por un alto prelado de esa confesión, sermón incluido y como único interviniente.  La reacción del resto de las religiones, que agrupan ya a varios millones de fieles, es siempre la misma: protestar sin acritud ante el Gobierno de turno. Nunca se les contesta.
"De los últimos 500 años, sólo en 50 ha habido libertad religiosa. Queremos revertir esa estadística y construir un nuevo escenario con mayor comprensión, tolerancia y concordia", manifestó el secretario ejecutivo y representante legal de las Iglesias protestantes, Mariano Blázquez Burgo, en la audiencia que el rey Felipe VI concedió la semana pasada a la Comisión Permanente de la Federación de Entidades Religiosas de España (Ferede) y a los organizadores del Congreso Evangélico con que los protestantes lanzaron la penúltima semana de julio los actos del 500º aniversario de la Reforma luterana.



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LUTERO EN ESPAÑA







EL TEMPLO DE DEBOD



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