Vistas de página en total

jueves, 7 de febrero de 2019

"SE O NO SER"



HAMLET
Monólogo de Hamlet

William Shakespeare

Acto Tercero
Escena Primera El monólogo más famoso de la historia del teatro.

Hamlet
¡Ser o no ser, he aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir…, dormir, no más! ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir…, dormir! ¡Dormir!.. ¡Tal vez soñar! ¡Sí, ahí está el obstáculo! ¡Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos librado del torbellino de la vida! ¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio! Porque ¿quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo, la injuria del opresor, la afrenta del soberbio, las congojas del amor desairado, las tardanzas de la justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete? ¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, si no fuera por el temor de un algo, después de la muerte, esa ignorada región cuyos confines no vuelve a traspasar viajero alguno, temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa soportar aquellos males que nos afligen, antes que lanzarnos a otros que desconocemos? Así la conciencia hace de todos nosotros unos cobardes: y así los primitivos matices de la resolución desmayan bajo los pálidos toques del pensamiento, y las empresas de mayores alientos e importancia, por esa consideración, tuercen su curso y dejan de tener nombre de acción… Pero ¡silencio!… ¡La hermosa Ofelia! Ninfa, en tus plegarias acuérdate de mis pecados.


Telón



Ofelia

PREMISAS PARA UNA REFLEXIÓN EN EL SIGLO XXI

Por Pedro Taracena Gil

LOS NOVÍSIMOS O POSTRIMERIAS DEL HOMBRE SON CUATRO:

Muerte, Juicio, Infierno y Gloria. Según el Catecismo del Padre Astete (1537-1601) y revisado (1742-1812).



HAMLET

Príncipe de Dinamarca, al protagonista se le aparece el fantasma de su padre asesinado exigiendo venganza. Las dudas y la indecisión, expresadas en famosos monólogos, torturan al joven, pues entre los culpables están su madre y el padre de su amada. Al final, a costa de su propia vida, consumará el sangriento castigo.

WILLIAM SHAKESPEARE Y EL RENACIMIENTO

Shakespeare no es sólo el más importante autor teatral del Barroco inglés, sino, sobre todo, uno de los grandes genios de la literatura universal. Con él, el género dramático alcanza la modernidad y recupera a la vez la hondura del teatro griego, perdido en la época medieval. Sus obras nos han dejado, además, un nutrido grupo de personajes inolvidables. Entre los siglos XVI y XVII el teatro adquiere, con dramaturgos como Lope de Vega, Calderón de la Barca, Molière o el propio Shakespeare, sus características modernas. Ello fue posible gracias a la nueva valoración de la vida humana surgida con el Renacimiento.

MI REFLEXIÓN PERSONAL

Quizás sea una osadía por mi parte, intentar después de más de cuatro siglos, aportar valoraciones al célebre monólogo del Ser o no Ser, del Príncipe de Dinamarca. Mi primera consideración es que, mientras España rechazaba la Reforma de Lutero, de Calvino y del mismo Enrique VIII; homologándose con el Concilio de Trento, en Europa surgía el protestantismo y el anglicanismo. Sin olvidar que en las repúblicas italianas había irrumpido el Renacimiento y que a España llegó con cien años de retraso. La Hispanidad siempre se ha vanagloriado de haber perdido todos los trenes de la Historia.

Shakespeare provocó en su Hamlet una situación renacentista. En su célebre monólogo, estaban escritos los novísimos y postrimerías del hombre. No obstante, el centro del universo había dejado de ser Dios. En su lugar se colocaba el Hombre, con su humanidad como centro de la razón que suplanta a la fe. Hamlet agoniza entre la fe y la razón, la vida y la muerte, la cordura y la locura. Dormir, soñar… Implora el amor y la redención de los pecados. Su agónica interrogación nos recuerda La agonía (lucha) del cristianismo de Unamuno y la La vida es sueño de Calderón. Los novísimos y postrimerías del hombre, ya se habían disipado con el Renacimiento en la Inglaterra los siglos XVI y XVII. No obstante, en los años cincuenta del siglo pasado, los novísimos, aún se estudiaban en la Escuela Primaria de la España del Nacionalcatolicismo.

En pleno siglo XXI el monólogo de Hamlet brilla con más esplendor sin atisbo del Medievo Hispano. Más humano y menos divino. El amor y la justicia dialogan con la vida y la muerta. La muerte como trascendencia sobre los sueños.


No hay comentarios:

Publicar un comentario