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domingo, 18 de diciembre de 2022

DIÁLOGOS DE MADUREZ

 



UNA HISTORIA DE PIELES

 Estimado amigo:

Desde que nos hemos escrito, intercambiar puntos de vistas (nunca críticas) ya que no me interesan. Con referencia a tu declaración Homo-Erótico de tus elevaciones o caídas, de tus sueños y tus miedos, del deseo y el temor del rechazo de cómo somos, disgustarnos de sentirnos diferentes o no bellos, o no Fashions, etc, etc. 

 Mi deseo desde muy niño, por falta de imagen paterna, de seducir los sentidos, siempre me han y siguen gustando los hombres mayores que yo. Cuando veo fotos de jóvenes de cuerpos ¿perfectos?, según para el gusto de consumidor, de pollas grandes, de gente aburridamente bella, según el gusto, me aburre, me deprime, es como ver la cuenca de los ojos, concretamente no veo vida, solo veo mentiras musculadas. Ahora te contaré lo que yo he aprendido gracias a la valoración de los cuerpos evolutivos, esos cuerpos con panzas, con arrugas que solo saben contar historias de revolcones, de sabiduría del encalomar y sobre todo sin pudores, sabiendo mover la lengua, como esas iguanas que solo saben que en un buen momento, la sacas bien húmeda y solo sientes el hartazgo de placer entre donde entre, pase por donde pase. Sentir ese cuerpo lleno de pliegos naturales de saber que hubo músculos y ahora hay pasión, donde hubo un pene erecto ahora, una carne plácida de ser gozada como los grandes manjares para esos gourmet y sibaritas de cinco estrellas Corpus Man.

Los besos, sí esos besos que empiezan con rabia por querer haber besado y ahora hambrientos delante unos labios, labios, sí esos labios que se dejan besar. Los besos descarados, bestias y suaves, raspados por esa eterna barbilla insípida, dura, ruda de tantas hojas de afeitar y máquinas eléctricas. El olor a colonia, esas colonias que siempre marcaban esa hombría mentirosa.

Las manos, fuertes, grandes siempre fueron grandes, que no acarician, sino que tocan, construyen esos trabajos bestiales con cuerpos, otros cuerpos impúdicos y frescos, o que hacen creer que son frescos. Los pies, nada perfectos, deformes de caminar la VIDA, caminar mentiras, fracasos, triunfos y caídas y arrodillarse a la falsa vivencia del deseo, de practicar maridismo, padridismo, hombrismo, esos ismos que a veces los desata en la cama y se convierte en el mago de la perversión de la locura del deseo de las frustraciones convertidos en morder, penetrar, lamer, gemir y sacar toda la mala leche desparramada en las espaldas de la lujuria.

Ese es mi deseo, mis sueños y mis morbos. No creo en la belleza trabajada, creo en el amor y el sexo de cuerpos evolucionados, en orgías de arrugas habladas, de flácides duras y bien acabadas, los besos de deseos y no postureos de que eyacular es temblar y no hacer selfis de deseos decadentes.

Ese es lo verdadero para mí la mejor orgía de la vida, las arrugas, las carencias, pero siempre, siempre, esos besos que hay que tener muchas arrugas y años para saber darlos.

Atte. quién te admira y desea.

 PD: me enamoré más de tus días confinados, que de tu juventud rebelde y convulsa. 


GALERÍA DE LUCIAN FREUD













DIÁLOGOS DE MADUEREZ




"La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea" Alberto Moravia (Alberto Pincherle. Escritor Italiano)




















1 comentario:

  1. En la madurez, en la vejez, en la decadencia encontramos la esencia de la vida y eso, solo se aprende y valora con muchos años encima.

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