Vistas de página en total

jueves, 15 de agosto de 2024

LAS FLORES DEL MAL

 




Elevación

Por encima de los estanques, por encima de los valles,
de las montañas, de los bosques, de las nubes, de los mares,
más allá del sol, más allá del éter,
más allá de los confines de las esferas estrelladas,

espíritu mío, te mueves con agilidad,
y, cual buen nadador que se emociona con las olas,
surcas alegremente la inmensidad profunda
con inefable y masculina voluptuosidad.

Echa a volar muy lejos de estos miasmas mórbidos;
ve a purificarte en el aire superior,
y bebe, como un puro y divino licor,
el claro fuego que llena los espacios límpidos.

Detrás de los tedios y las vastas penas
que con su peso entorpecen la brumosa existencia,
afortunado aquel que puede con un ala vigorosa
alzarse hacia los campos luminosos y apacibles;

él, cuyos pensamientos, como las alondras,
hacia los cielos alzan por la mañana un libre vuelo,
¡quien se eleva sobre la vida y entiende sin esfuerzo
el lenguaje de las flores y de las cosas mudas!




LAS FLORES DEL MAL






“Ami muy querido y muy venerado maestro y amigo Théophile Gautier”, escribió Charles Baudelaire (París, 1821-1867). “Aunque te ruego que apadrines Las flores del mal, no creas que ande tan descarriado ni que sea tan indigno del título de poeta como para creer que estas flores malsanas merecen tu noble patrocinio. Ya sé que en las etéreas regiones de la verdadera poesía no existe el mal y tampoco el bien, como sé que no es imposible que este mísero diccionario de la melancolía y del crimen justifique las reacciones de la moral, del mismo modo que el blasfemo viene a reafirmar la religión. Pero en la medida de mis posibilidades, y a falta de algo mejor, he querido rendir un profundo homenaje al autor de Albertus, La comedia de la muerte y Viaje a España, al poeta impecable, al perfecto mago de las letras francesas, de quien me declaro, con tanto orgullo como humildad, el más devoto, el más respetuoso y el más envidiado de sus discípulos”.

Charles Baudelaire, que empezó a traducir en 1848 los relatos de Poe, continuó haciéndolo hasta 1857, año en que vio la luz su principal obra, Las flores del mal, de la que Zenda adelanta unos poemas traducidos por Carmen Morales y Claude Dubois en una bella edición ilustrada por Louis Joos y publicada por la editorial Nórdica.

LAS FLORES DEL MAL







No hay comentarios:

Publicar un comentario