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viernes, 22 de abril de 2016

EL AMANTE LESBIANO



 JOSÉ LUIS SAMPEDRO

 “Mi sexo es masculino, pero mi género es femenino, atraído hacia las mujeres y, para concluir, sumiso” (pág. 144) 
 

Título del libro: El amante lesbiano
Autor: Jose Luis Sampedro

Descripción: Una ardorosa historia de amor entre una mujer sedienta de un varón sin machismo y un amante fetichista que goza en la sumisión. Una fantasía erótica ajena a la represiva educación sexual contranatura todavía imperante. Una indagación en las múltiples variantes cerebro-genitales del amor.
Comentario: Una historia donde nada es lo que parece ni nada es lo que ves, narrada de una manera inteligente, en la que se nos muestra sin ningún pudor que la sexualidad puede, y de hecho, es más compleja de lo que el binarismo nos ha vendido. Todo ello en una atmósfera mágica, casi irreal, que van permitiendo al personaje principal crecer, desaprendiendo todo lo que ha aprendido, mientras va descubriendo lo que es el amor y el sexo.
Durante los escasísimos instantes que siguen a un súbito y mortal ataque cardíaco, Mario evoca su vida y el lento descubrimiento de su compleja identidad psicosomática. Ese tiempo comprimido en el que la historia se alarga dentro de una situación momentánea, como si en ese instante definitivo desfilara por la memoria, a una velocidad inimaginable, la película de la existencia que sucumbe. Lo que le ha importado al autor es la reconstrucción de un proceso visto desde la mirada retrospectiva del propio sujeto, y en este aspecto se advierten múltiples concomitancias entre El amante lesbiano y una de las más significativas novelas de Sampedro: Octubre, octubre (1981), cuya estructura modelada sobre la evocación fragmentaria de unas vidas ofrecía ya la pauta.
El descubrimiento de una dualidad oculta en el ser humano que habitualmente se resuelve en favor de uno de los componentes en términos de dominio o sumisión, conduce a postular un estado equilibrado en que “género” y “sexo” reciban en la conducta personal idéntico rango. No se trata, en rigor, de una cuestión de homosexualidad, sino de androginia. Como sucedía en Octubre, octubre, las teorías del amor tántrico y diversos autores musulmanes constituyen apoyaturas teóricas de las numerosas ideas que sostienen el entramado de la novela. Pero me parece más adecuado destacar el modo en que este conjunto intelectual se ha convertido en narración, que es lo específicamente literario. Y, en este sentido, la obra tiene momentos de extraordinaria intensidad.



Veamos un ejemplo:
[..] "Me has apresado en la red de tu hombría como el cazador a la paloma" Me miró sonriente, reconociendo el archifamoso verso del poema de Leyla y Majnun, mientras yo añadía: "Sólo me quedaría como tu esclava, tu sierva, tu odalisca." Fui capaz de decirlo con firmeza, mirándole a los ojos, y cuando le oí responderme que ése era justamente su deseo me arrebató la ira: "Entonces ¿por qué has sido tan cruel estos días? ¿No me has visto sufrir esperándote en vano desde mi llegada? ¿Sadismo de leopardo, placer de la caza?"... Se levantó, vino junto a mí, se sentó a mi lado y me abrazó por el hombro, con lo que me rindió: "Te equivocas, gacela mía. Eres tú quien atrapó al leopardo, le hizo desearte, necesitarte, desde que te adiviné por tus escritos y me nació un amor que se confirmó con tu presencia. Yo también he sufrido reteniéndome, pero era menester padecer ambos para llegar ahora a estar maduros en la exasperación, como el místico que vuela mejor hacia la luz desde el abismo... Ha llegado el momento, lejos de congresos y de todo; te recojo en el límite y juntos construimos nuestro encuentro total. Serás mi odalisca, como deseas, gacela tiempo esperada. Viviremos como Rumí y su amante Shams, según cantó en aquel cuarteto que conoces:

En verdad somos un alma única tú y yo
Nos mostramos y nos ocultamos tú en mí, yo en ti.
Esa meta persigues nuestros cuerpos al enlazarse,
pues tú y yo no existimos ni yo ni tú
(Fragmento del libro, página 85)...[...]

El amante lesbiano es eso que, a veces despectivamente, recibe el marbete de novela intelectual, porque, en efecto, está llena de ideas, de cultura variadísima y vivida. Pero es también un relato sobrio, preciso, espléndidamente construido y escrito; una novela, en suma, a la que, como tal, cabe oponer muy pocas objeciones, al margen del interés o la adhesión que suscite la historia. Sampedro es, además, un académico que escribe bien. Que yo prefiera “rasgueo” a rasguido (pág. 110) o “espliegos” a lavandas (pág. 167) entra en el terreno del gusto personal. Bienvenida sea una novela seria en tiempos de tanta cansina frivolidad.
Os lo recomiendo, lo leí hace años, creo que salió en el 2000 y enseguida me lo compré, y ahora lo releo, una delicia releer a Sampedro, es un soplo de inteligencia y ternura que apetece tanto en estos tiempos de ordinariez y vacío, está escrito con una lucidez aplastante, es una obra de arte inteligente y sensual. Es la esperanza frente a la moral convencional. Es una nueva concepción del sexo. Una delicia.



José Luis Sampedro
 

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