Por
Pedro Taracena Gil
Periodista
¡Qué
blanditos son cuando no tienen más remedio que llamar por su nombre a los
crímenes legales cometidos en las residencias de mayores!
rebrotar
1. intr. Dicho de una planta: Volver a brotar.
2. intr. Dicho de lo que había perecido o se había amortiguado:
Volver a vivir o ser.
La
primera acepción y mucho menos la segundo se pueden utilizar para la evolución
grave del Coronavirus. Porque en el primero de los casos el virus no está
volviendo a brotar, porque nunca se murió. No tuvo su otoño y su invierno. Y
por supuesto en el segundo de los casos, el Coronavirus no ha perecido, por
tanto, no ha vuelto a vivir o ser. Los rebrotes son una falacia que, si bien la
política oficial la ha acuñado para amortiguar la gravedad de la pandemia, los
medios no deben crear opinión alimentando la mentira más burda, sino mostrando
la verdad. Según el articulo 20 de la Constitución Española. El derecho a la
información veraz y puntual.
Con
este planteamiento se entiende mejor el aumento de los contagiados. Que está
claro que se debe al egoísmo a veces criminal, de aquellos ciudadanos que
sabiendo las normas básicas para protegerse y proteger a los demás, se las
saltan a la torera. Con las timoratas políticas de restricciones de la
hostelería en general. En el idioma de los dichos perecería que había que
priorizar la salud de los ciudadanos, pero en el idioma de los hechos, el
dinero ha primado sobre la salud pública:
1. Todos los agravamientos
del Coronavirus, no son rebrotes nuevos, constituyen expansión del mismo
contagio por desidia criminal.
2. El colmo de cinismo es
cuando los medios hablan de botellones prohibidos cuando jamás fueron legales.
Los padres de los menores, los más mayores, los supermercados que venden las
bebidas y los ayuntamientos que mira a otra parte, son los responsables.
Entonces, los medios ahora dicen que son ilegales los botellones, legalizando
de echo que antes sí eran legales…
3. Las terrazas, las playas,
las barbacoas familiares, el deporte, las discotecas y los locales de ocio
nocturno, han sido mimados y son ellos lo que han provocado la expansión de la
pandemia.
4. Las ciudadanas y
ciudadanos fallecidos por el Coronavirus en las Residencia de Mayores son
Crímenes Legales, aunque este lenguaje sea malsonante. Son pensiones más o
menos confortables, legalizadas por el Estado como geriátricos falsos.
5. Es verdad que este
colectivo incívico, insolidario y prepotente, no ha enturbiado la conducta
generosa y en muchos casos de inmolación de los ciudadanos que han arriesgado
su vida y hasta la agresión de otros cuidadnos por estar trabajando cerca del
Coronavirus.
6. Y por último debemos de
lamentar que cuando estuvo en vigor el Estado de Alarma, el Coronavirus se
controló. Con todos los problemas que lleva el efecto novedad y de
improvisación. Aquellos ciudadanos que estuvieron confinados y lo soportaron
por la fuerza, ahora que se han visto en la calle libres, son los que
ahora hablan de rebrotes de la pandemia, cuando los responsables son
ellos por su conducta criminal. Si, comportamiento a sabiendas, criminal.
Para
estos impostores del periodismo cuál es la nueva normalidad. Pues la de
siempre, que nada cambie y la culpa la tiene el Coronavirus… Quizás la futura
vacuna sea aquella que nos colme de felicidad, y llene los bolsillos de los
criminales económicos y financieros de siempre.
Los
impostores del periodismo español manipulan el vocabulario para no ofender a
quienes les pagan. La Unión Europea ha firmado un vergonzoso pacto con el
Gobierno de Turquía para que los REFUGIADOS, no los emigrantes, sean confinados
fuera de las fronteras de la Unión. Estos impostores del periodismo para
suavizar la situación les han cambiado el nombre de REFUGIADOS por emigrantes. Es
decir, el Estado Española y los medios que sostiene el Régimen de 78, han sido
cómplices de este genocidio. Dando las espaldas al artículo 20 de la Constitución
Española. Pedro Taracena. Periodista del Art. 20 de la Carta Magna.
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